30 de noviembre de 2008

la vida continúa



Hace años, una mujer culta y ama de casa de lo más corriente, mi abuela materna –de la que heredé cierto don, uno de esos en los que nadie cree hasta que los pasmas con un augurio que se cumple- me enseñó una especie de ritual para alejar a las personas que no son buenas para tu vida. Y lo extraño del caso para los incrédulos es que siempre que lo he puesto en práctica ha funcionado en menos de 72 horas.

No es nada perverso ni tiene que ver con magias negras puesto que no se le desea mal a nadie. Que el Cielo nos libre de que se nos devuelva con creces aquel daño que se pueda desear a alguien. Es únicamente una oración –qué cosa más simple ¿no?- para apartar de nuestro lado a quienes no son positivos para nuestra evolución y que, a veces cegados por los sentimientos de amor o de amistad, no pensamos en que lo sean.

Son esas raras cosas que parecen impropias de una persona con una cierta cultura, pero que se han transmitido durante generaciones y, sin que por ello uno sea un analfabeto, porque ahí está la experiencia para demostrar que funcionan. Cada equis tiempo, cuando son tiempos revueltos, las suelo poner en práctica y nunca han dejado de ser eficaces. A la vista salta a raíz de los hechos más recientes.

Fue curioso encontrar ese mismo ritual en un recopilatorio de América, la madre de Olvido Gara, Alaska, que también ésta aporta al libro el suyo propio. Así que, por lo visto, es algo que viene de lejos.

Habrá quien piense que son supercherías, pero nada más lejos de la realidad. Son ritos que se vienen practicando ancestralmente, desde las distintas formas de cultura y por diferentes motivos, desde que el hombre pintaba en las cuevas para atraer la caza. Pero los hombres del siglo XXI sólo solemos creer en lo que vemos o es tangible.

Anteanoche, cuando tuve el rifirrafe con el de los sms, me acordé de que hace tiempo que no lo ponía en práctica y me puse a ello, porque tal vez -por esa dejadez- vengo cayendo últimamente en manos de algún otro desaprensivo o sin las ideas claras –digámoslo así por ser piadoso, porque a cierta edad ya no somos niños- que juegan con los buenos sentimientos y la confianza de los demás.

Para los que no lo vean una estupidez, transcribo este ritual, nada complicado de ejecutar y que sólo requiere creer en su efectividad.

Una cuartilla de papel, en blanco, sobre la que vamos escribiendo en el anverso –a ser posible con lápiz, que es un medio menos artificial- los nombres de todos, absolutamente todos, los que conocemos, incluidos los familiares, los amigos de siempre, los nuevos, los simples conocidos… y en el reverso una sencilla oración: “Ángel de mi Guarda que me proteges siempre, líbrame de aquellos que, de entre todos estos aquí nombrados, sean un obstáculo para mi vida o me deseen algún mal. En ti confío para que los alejes y me libres como hasta hoy de quien no me quiere. No les deseo ningún daño. Al contrario, te ruego que su propio Ángel les ilumine. Amén.”.
Acto seguido encendemos con cerillas, nunca con mecheros, una vela blanca, a ser posible de las que dan en el Oficio Pascual del Sábado de Gloria (siempre tengo la de un año para otro), aunque vale cualquier otra mientras sea blanca, y en un cuenco de barro le prendemos fuego al papel. Una vez quemado se arrojan las cenizas a una corriente de agua, que en casa se sustituye por el inodoro, concentrándonos en que desaparezcan de nuestra vida todos aquellos de ese listado que no son benéficos para nosotros a la vez que agua arrastra esas cenizas. Pasados unos minutos, apagamos la vela, nunca soplándola sino con las yemas de los dedos humedecidas previamente.

Hace no más de dos horas se despedía de mí alguien por quien yo sentía mucho, intentando –como todos- venderme como premio de consolación la moto de lo del amigos para siempre (que de esos y buenos tengo los suficientes), pero de quien dudaba desde que le vi por última vez por una serie de historias raras a medio explicar poco convincentemente, esperando que tal vez otro día serían más clarificadores sus argumentos. Ahora ya sé que, como supuse, ese día no llegará porque todo él me ha demostrado que es una mentira tras otra (y eso que no quise escuchar a quien quería ponerme sobre aviso porque aborrezco los dimes y diretes de gentes despechadas). El tiempo es maestro y, además, estoy bien protegido como vuelvo a comprobar para que me hieran de forma gratuita.

Reconozco que soy muy crédulo a veces y no niego nunca la oportunidad de que la gente se pueda sincerar. Es una oportunidad que no se le puede negar a nadie y menos cuando deseas quererla. Lo he repetido muchas veces. Me tienen que dar tres patadas para que me dé cuenta de que van a por mí. La primera siempre la interpreto como algo accidental; la segunda, me da qué pensar pero la disculpo; la tercera me empieza a abrir los ojos… la cuarta llega cuando ya no pueden hacerte daño porque te has protegido, aunque incluso sin daño puede llegar a doler porque no somos de piedra… El caso es que se ha despedido y, aunque el corazón se ponga renegón, la razón sabe que ha sido lo mejor porque ya me costaba confiar en él.

Soy de mucho razonar y analizar, así que cuando me ha ofrecido simplemente su amistad, no he tardado ni una hora en concluir que no me interesa para nada seguir en tratos con alguien del que ya dudaba como persona y por qué no entiendo que se cree la gente que es una amistad de verdad, cuando ninguno de sus actos en estas semanas me han demostrado que sepa lo que es y a pesar de mi absoluta incondicionalidad que no le ha pedido explicaciones en ningún momento. En fin. Seguimos aprendiendo día a día.

Y la vida continúa. No se queda atascada en una historia que en breve es agua pasada, y porque de esas historias hemos vivido muchas, demasiadas, como para recaer en estados indeseables. Por mucho que se haya llegado a sentir y a querer, abandonarse a la melancolía es una pérdida de tiempo cuando detrás de ella suelen venir las lágrimas y la tristeza. A veces, sin ser insensible, se me hace incomprensible el verso de Neruda: “es tan corto el amor, y es tan largo el olvido”, porque, por romántico que sea, no resulta nada práctico para la salud mental. Y sin ésta dudo que pueda volver a sentirse amor de nuevo.

Por el contrario. Hay que seguir conservando ese otro don: el de la sonrisa, porque mañana volverá a salir el sol, seguiremos viviendo y hay que ver el lado positivo de las cosas. Aunque no nos haya gustado perder lo que creíamos real y nos hizo felices, hay que pensar que si ha ocurrido así es porque se nos ha liberado de un lastre, uno menos, para nuestra vida.

Dejé claro que soy muy heterodoxo en cuanto a mis creencias, pero nunca dejo de tener en cuenta que tengo un Ángel de la Guarda que vela por mí. Tenga la forma que tenga y sea quien sea, el caso es que nunca he dejado de sentir su protección desde bien pequeño.

¿Supersticiones? Afirmo rotundamente que hasta ahora “ese Alguien” me ha ido librando de todo mal, sacando de mi vida a quienes no merecen estar en ella. Y puede que mi corazón no lo entienda, pero siempre me queda la sensación de una inmensa paz. ¿Paradoja o simplemente el sentido común?

© P.F.Roldán

Astor Piazzolla:milonga del ángel

están ahí...



Desde hace unas tres semanas, ha comenzado el bombardeo televisivo de anuncios de turrones, juguetes mil, colonias y perfumes, sidras o cavas… anunciando que se acercan las navidades, y con ellas el estímulo a un consumismo desaforado, como si fueran los únicos trece días del año en los que podemos ser felices si nos dedicamos a echar la casa por la ventana.

Si ya de por sí se había desvirtuado en años anteriores la cosa, porque invitar a comprar por encima de nuestras posibilidades es llegar al mes de enero con los bolsillos vacíos –al menos el españolito de escaso sueldo-, ahora, con la crisis esa incitación al consumo es no sólo aberrante sino inmoral, porque la gente nos solemos dejar llevar y parece que si no gastamos no estamos a la altura…

¿A la altura de qué o de quién?

Hay quien dice no creer en la Navidad y hasta que odia estas fiestas, pero no se priva de comprar cuanto pueda “porque es lo que toca” en estos días. Así que nadie está a salvo del despilfarro incontrolado, que ha ido creciendo a lo largo de estos últimos años mediatizados por el exceso de publicidad. ¿Será que esa manera de gastar compulsivamente nos evade de los problemas reales?

Recuerdo cuando a los que sí creemos en la Navidad nos hacía felices que esas fechas fueran el motivo o la excusa para que toda la familia se pudiera reunir en torno a una mesa a cenar o comer; que no existía Papá Noel para volver a gastar en Reyes otro tanto, y que nos alegraba que esos Reyes Magos nos dejaran cualquier cosa, de las muchas que les habíamos pedido, y un poco de “carbón” para recordarnos que no habíamos sido del todo buenos. Pero los niños de ahora, maleducados en una sociedad en la que eres más cuanto más tienes y más puedes presumir antes los demás, patalean sino se les compra el último modelo de videoconsola o de muñeca que eructa, hace pis y te llama “mamá” cuando la achuchas contra el regazo. Y los padres no contribuyen a que sepan que no todo es tener y tener, aun sabiendo que muchos de esos juguetes quedarán arrumbados a los pocos días, cuando sus criaturas se aburran de ellos, por mucho dinero que se hayan gastado en comprarles lo mejor del inmenso mercado que se monta de cara a estas fechas.

No van a ser unas navidades tristes para la inmensa mayoría, y aunque nos cueste pagar la hipoteca. Seguiremos consumiendo podamos o no podamos. Hay que ser forzosamente felices en estos días porque así lo pregonan los grandes almacenes y las afamadas marcas de productos inútiles… si no lo haces serás un pringadillo, y eso no le gusta a nadie, aunque vaya en contra de lo que sería racional.

No nos conformaremos con montar el árbol de siempre, o el belén aquellos que lo pongan. Hay que llenar hasta lo increíble las mesas de manjares exquisitos, aunque queden sobras que irán directamente al basurero; nos daremos regalos en los que, por otra parte, no solemos atinar mucho aunque nos hayan costado un dineral pero es la norma no escrita del “quedar bien”, y cuanto más caro sea el regalo –por muy inadecuado que sea- más demostraremos que somos, no generosos, sino más pudientes que el que compró algo más acorde con su economía.

La Navidad se ha convertido en la fiesta del aparentar y a mí, que personalmente sí me gustaban esos días, me entran ya ganas de odiarlos porque es como si dejáramos de ser los que somos para convertirnos por casi dos semanas en tristes marionetas de una sociedad de consumo de un mundo globalizado para peor, con un gordo barbudo y flatulento, vestido de rojo, imagen publicitaria de un refresco made in USA, al que ya muchos horteras cuelgan de sus balcones convertido en símbolo de estas fiestas.

Si nuestros abuelos levantaran la cabeza seguro que se sacaban el cinto y nos corrían a zurriagazos por descerebrados porque la felicidad no es tener más y más, y por encima de nuestras posibilidades, sino ser feliz con lo que ya se tiene... y sobre todo con el amor de los tuyos.

© P.F.Roldán

Marlene Dietrich:Little Drummer Boy


29 de noviembre de 2008

ya sin paños calientes



Esto es como un epílogo a los textos sobre el estoicismo y los límites de la paciencia.

Uno a veces se equivoca al pensar que a la gente, a “esa gente”, le queda un mínimo de dignidad para comprender que no quieres nada con ellos cuando les cortas el teléfono seis veces en diez minutos escasos; cuando ya los eliminaste de tu messenger y de tu vida.

Este individuo no es así. Es un obseso que debió de perder la cabeza en cualquier parte, un enfermo mental con manía persecutoria, porque al ver que no le daba cancha se dedicó a mandar sms, hay veintiuno contados en menos de hora y cuarto, uno tras otro, a cual más insultante e incluso gravemente amenazadores. Tanto que tuve que llamar al 091 y presentar una denuncia por esas amenazas y por el acoso continuo que hizo durante horas… y que ya venía de dos días atrás, sin que le diera mayor importancia, pero ayer fue la traca final al ver que no se salía con la suya.

Con todo lo que ya conté anteriormente, y lo que por respeto me callé, quedaba bien claro que es una persona indeseable, egocéntrica, insegura, acomplejada, cargante, exigente con los demás; de esas que no saben asumir que les dices que NO y te persiguen sin tregua porque no les entra en su desvarío que quieras huir de ellos como de la peste. Se creen divinos y que los demás hemos de ser planetas alrededor de su ego.

Y hoy ya no me callo, ni por respeto, porque no lo merece un tipo así. Se acabaron con él los paños calientes.

Si ya te enteras de que ese tío es un ladrón que ha desfalcado varios miles de euros de la cuenta corriente de su propia madre, al poco de que ésta enviudara hace unos meses; si encima te desmiente lo que muchos te cuentan de que es un puto o chapero para costearse las pijadas a las que no tiene acceso con la miseria que le saca mensualmente a la familia, que no puede ni pagarse el alquiler, pero acabas encontrando a los que te lo confirman con pruebas; si encima sabes que de licenciado en geografía tiene lo que yo de astronauta; si sólo te persigue para ser el centro de tu propio universo, tratándote como a una mierda porque sólo cuentan él y sus cosas… Más motivos aún para haberle eliminado del todo. Y ya el redoble de tambores llega anoche, en mitad de la persecución, cuando dice que se viene desde Murcia a mi casa, 40 kilómetros, muy cabreado y que no sabe lo que será capaz de hacerme si no le doy explicaciones satisfactorias… ¿Qué es el concepto de satisfactorio para una cabeza extraviada? Vamos que los pobres enfermos mentales a su lado están más que cuerdos.

Con su cuerpo puede hacer lo que guste. Nunca he pedido ni pediré explicaciones, ni me asombro ni me hago cuces con nada. Cada uno es libre de hacer lo que le dé la gana con él, hasta de ponerlo en venta, si quiere, para ganarse la vida fácilmente ya que lo de trabajar, según sus palabras, no es lo suyo. Pero lo que no consiento es que entre en mi vida privada como un elefante en una cacharrería un niño tonto e infeliz, incapaz de comprender en su hueca cabeza que cuando has decidido tomar el camino del distanciamiento es porque hay sobradas razones.

Para qué repetir aquí sus improperios si sólo es el triste autorretrato de su propia vida lo que suelta por esa lengua viperina. Sus complejos, carencias, envidias, inseguridades,…

Entre tantas miles de personas, me tenía que tocar a mí dar con el esquizofrénico de turno, que se sabe vender muy bien, rogándote que le ayudes, que tú puedes aportarle luz a su caótica vida… y uno como un tonto cae en la trampa. Pero luego también te enteras de que no eres el único. De que esto mismo lo ha hecho y lo sigue haciendo con decenas de personas.

Quería mis predicciones, creyente de mi sexto sentido, y las tuvo. Quería saber como resolver sus problemas y le di soluciones. Pero nada fue de su agrado porque no era lo que quería oír. Pues aún me faltaba un último augurio y no soy yo el que lo lanza como si fuera mi venganza, sino él mismo como consecuencia de sus actitudes.

Con su rencor y su odio se ha quedado desprotegido de todo bien que hubiera podido llegarle. Es como si hubiera cerrado las puertas al cambio favorable de sus circunstancias actuales y la vida le devolverá cada maldad de su corazón con un pedazo de infierno, hundiéndolo más en sus miserias hasta que encuentre una chispa de bondad en su interior para volver a salir a flote. Porque el infierno no es ese lugar de llamas eternas, sino que está aquí, en la tierra, y es la consecuencia de cada una de nuestras acciones.

No me da lástima ninguna. Él supo el camino a tomar pero se ha negado a seguirlo. Es su libertad para escoger y ha escogido. A partir de ahora que no se extrañe si todo le va de mal en peor, si es que ya le podía ir aún más pésimamente, porque va a recoger lo que está sembrando. Es ley de vida.

Mi conciencia está tranquila. Sé que hice, tanto antes como después, lo correcto. Mi ánimo hoy también está sereno, aunque no le deseo a nadie la desazón, y he de reconocer que hasta miedo por su imprevisibilidad, que anoche me generó tanta estúpida e infantil rabia por su parte cuando en sus circunstancias cualquiera rogaría que la tierra se lo tragara. Sobre todo por lo que le ha hecho a su madre. Es cuestión de vergüenza y dignidad… pero cuando no se tienen ni se conocen…

No cabe en cabeza humana que un individuo que, en apariencia –por lo visto sólo en apariencia-, parece un tipo corriente y hasta agradable sea capaz de guardar dentro de sí tanta descerebrada maldad.

© P.F.Roldán

Fangoria:Hombres

26 de noviembre de 2008

¿efectos secundarios?


Enamorarse no tiene efectos secundarios como se suele creer.

Muchos dicen que idiotiza. Yo creo que sólo vuelve más idiotas a los que ya lo eran antes. No nos hace ser más crédulos o ilusos, sino que potencia la capacidad de tener fe en alguien, no que se comulgue como con ruedas de molino lo que nos pretendan hacer creer si no es verdad. No nos vuelve ciegos ni es causa de desesperación. No es sometimiento por egoísmos sino entrega generosa… Es decir que lo único que hace, en todo caso, es aumentar las deficiencias personales que ya se tenían antes de caer en ese estado, no generarlas.

Llevo muchos años repitiéndome que si el amor nos hace sufrir, aunque sea el más leve dolor por vaya usted a saber qué, eso no es amor, y el que cree que amar conlleva sufrir no hace sino vivirlo en un estado patológico de quien no tiene claro lo que es amar y ser amado.

Es cierto que, enamorados, podremos pasar por alto algunas cosas que nos parecen poco ortodoxas a primera vista; que aceptamos otras que no consentiríamos en otras circunstancias; que intentamos ser más comprensivos de lo habitual… pero que nadie se lleve a engaño. Lo que hay es lo que hay, que obras son amores y no buenas razones, y esto lo sabemos sobradamente los que vinimos de pasar las de san amaro en ocasiones anteriores, aunque ya no signifiquen nada, y aunque demos la apariencia de bobos porque callamos bastante más de lo habitual... pero lo hacemos un mucho por respeto y bastante por el desconocimiento que todavía hay del otro, cuando la realidad es que estamos muy lúcidos para ese proyecto en común, con la esperanza de irse descubriendo.

Lo que tratamos es que el pasado no se interponga y nos vuelva suspicaces o recelosos, incluso ante lo que podríamos ver, a veces, como obviedades que ya conocimos. Simplemente nos damos tiempo para conocer al otro y que nos vaya mostrando sus verdaderas intenciones para con nosotros, porque eso es enamorarse. Saber que alguien nos emociona como para que lleguemos a quererle, con miras a un proyecto en común; la aceptación de alguien con todas sus virtudes y, así mismo, con todos sus defectos, sin emitir juicios de valor anticipadamente influenciados por experiencias que nos dejaron marcados con toda clase de cicatrices que a día de hoy ya no tienen valor alguno ante quien nos llena el alma.

Pero el amor tampoco es un parche en nuestras vidas para tapar los agujeros que otros dejaron antes, dejándonos vacíos. Así que no es una vieja hermosa fachada apuntalada, vestigio de aquel otro pasado, tras la que no hay nada más que un solar en el que no sabemos cuándo construiremos algo sólido si desde el comienzo no nos ponemos manos a la obra aunque sea lentamente y nos lleve su tiempo. El que haga falta para que sus cimientos sean inamovibles y perduren por encima de todas las vicisitudes.

Se puede estar muy emocionado, porque eso es innato en quien se enamora, pero a la vez muy consciente de lo que el otro también va aportando a esa fase en la que mutuamente han de ir sembrando la semilla de la reciprocidad, esperando que llegue a germinar. Es un arduo proceso que no admite frivolidades ni ligerezas, porque de él depende el futuro en el que intervienen dos al unísono… y la recompensa es el mañana juntos, unidos para todo lo bueno y todo lo malo, sabiendo que nadie habrá más importante en nuestra vida que quien decidió compartir la suya con la nuestra.

No. El amor no tiene efectos secundarios, sino al revés. Es como nosotros vemos la vida y como la vivimos lo que puede generar desagradables efectos secundarios para que el amor prospere.

© P.F.Roldán

Mina e Tiziano Ferro:Cuestion de feeling

25 de noviembre de 2008

cualquier parecido con la realidad...


Cualquier parecido con la realidad no es mera coincidencia muchas veces. Que uno por pudor o respeto se guarde los nombres propios a los que muchas de estas historias atañen; que incluso se juegue literariamente a cambiar las situaciones en la forma aunque el fondo sea el que es, en nada desvirtúan esa realidad.

Siempre hago mucho hincapié en el respeto a los demás, y por eso me reservo dar pelos y señales que a nadie le importan si no es la historia en sí. Y es que las historias son verídicas porque, además de presuntuoso, resulta muy atrevido escribir sobre lo que no se sabe o no se siente. La finalidad última es contar cosas que nos conciernen, aunque dejemos que la imaginación, o la fantasía –como el lector guste-, es relatar sin delatar. ¿Qué se gana con poner en evidencia a nadie ante los demás?

A veces escribimos sobre deseos, ilusiones, esperanzas… Dejamos que salgan a flote los anhelos personales que todo hombre lleva dentro en forma de sueños… pero cuando narramos esas otras historias que hacen referencia directa a ciertas situaciones y a ciertos individuos sin nombrarlos, esos relatos suelen tener sus protagonistas de carne y hueso.

También es cierto que en ocasiones tomamos como referente retazos de las experiencias ajenas, sin que por ello nadie se haya de sentir aludido porque no hay intencionalidad de desvelar la privacidad más íntima de nadie, y menos cuando son personas a las que queremos en diferentes grados. Se utilizan sus vivencias exclusivamente como recurso literario porque éstas también nos enseñan o nos abren caminos para contar, generalizando, lo que nosotros no hemos tenido como experiencia propia. Es algo intrínseco al que escribe, independientemente de que lo haga bien o mal.

Y cuando ha podido surgir un malentendido a causa de esto con alguien por el que tienes un especial afecto, nada hay mejor que hablar y aclarar los motivos que nos llevaron a usar lo que nos reveló y explicarle que no ha existido nunca el ánimo de que se llegara a sentir ofendido, sino al contrario. Lo que aquellos nos desvelaron nos sirvió de gran ayuda para poder expresarnos con propiedad y no desde la ignorancia.

Ni Falcones construyó Santa María del Mar como tampoco Follet levantó ninguna catedral –ni en Kingsbridge ni en ninguna parte-, ni Boney vistió jamás un pijama a rayas como Shmuel, pero seguro que han buceado en libros de Historia, en los testimonios y vivencias de otros, en la tradición oral que ha pasado de generación en generación o en hechos actuales… Y así todos los que, mejor, o pésimamente –porque ya quisiera uno ser un Auster, y con las ganas se queda- , tratamos de decir algo y, vividos o no en primera persona, los relatos se basan sobre anécdotas o acontecimientos verídicos aunque la trama sea una ficción… o guarde esa veracidad tras una apariencia que no menoscabe a nadie, por mucho que alguno de esos alguien en concreto y que suelen ser una exigua minoría merecieran que se colgaran libelos por todas las esquinas de su ciudad porque demostraron ser personas sin honor. Pero ¿quién es nadie para difamar a otros, aunque tampoco sea lo mismo que calumniar? Porque difamar es revelar verdades que acaban con la fama de alguien, mientras que la calumnia siempre está fundamentada en la mentira. Y si cometo la inmodestia de aclararlo es porque no dejo de comprobar que hay demasiada gente que confunde ambos términos, como otros muchos… Que cómo se está empobreciendo el vocabulario y perdiendo hasta el hablar con propiedad.

Siempre defenderé que la conciencia es algo individual y que no todos estamos al mismo nivel de evolución y que somos diferentes en muchos aspectos, lo que no es óbice para que discernamos con quien queremos o no llegar al complejo y en muchas ocasiones incomprendido ámbito de las complicidades compartidas. Eso siempre será una elección fundamentada no sólo en la empatía sino también en la honestidad de los actos de otro.

Y es que cada uno en nuestros pecados, por llamarlo de alguna manera, llevamos implícita la penitencia, y aunque unos pensemos que no exista un Dios que todo lo ve y aunque otros creamos que nadie conoce nuestros secretos, sí que hay quien está al corriente de nuestros entresijos más ocultos y que nos castiga: nuestra propia conciencia… si es que se tiene despierta. Ella es quien nos exigirá cuentas. Ya exhortaba Jorge Manrique a ello en las Coplas a la muerte de su padre, y algún momento habrá en que se nos despierte el alma dormida… pero siendo cosa de cada cual, no me gusta la gente sin conciencia y falta de escrúpulos.

Sólo cuento historias o me abandono a ensoñaciones, y cuando me permito dar nombres, rara vez, es porque son personas públicas que todo el mundo conoce y sobre las que no miento porque es del dominio común su forma de actuar, y esa forma afecta a miles de personas. Si no les gusta que les critiquen su incompetencia que se queden en su casa a vivir privadamente como hacemos los demás, que ya se dice que el que no quiera polvo que no vaya a la era… pero a ver quien de ellos renuncia a sus sueldos millonarios y aunque hasta la Prensa se haga eco un día sí y otro también de sus despropósitos.

Los demás, con sus virtudes y defectos, permanecerán siempre en el anonimato. Unos por afecto sincero, que son quienes de verdad me importan para llegar lejos; otros porque bastante tienen consigo mismos y no me llevarán a ninguna parte.

© P.F.Roldán

La Ley & Amaral:Más allá

el tren de las mareas de la luna llena (y 2)


Alrededor de mi casa, cercana al mar del que me costaría vivir lejos a no ser que fuera inevitable, plañen en círculo las gaviotas. Cada día se aventuran un poco más hacia el centro de la ciudad, merodeando en busca del alimento que ya no encuentran en su hábitat marino.

De la mar guardaré ya eternamente el mar de nuestras miradas compartidas, la tuya y la mía, paseando por un espigón del puerto, contra el que rompen las olas, un anochecer en el que veremos, por fin juntos, el mismo oleaje; el que hace tiempo se entrecruzara ignorando su destino -tal y como lo presentí al regresar aquí hace cinco años, cuando supe que al volver había cambiado el mío elegido por el verdadero destino, ignorando a qué hora, en qué día sería- y que, desde esa noche, conseguirá que mi corazón me susurre, con tu nombre -que ya conozco- a todas horas, que los mensajes han llegado al final de su viaje hasta quien tanto anhelé en aquellos aciagos días, y durante tanto tiempo esperándote.

Porque mi piel ya te ha reconocido en tu piel, suave; mi verde mirada, en tu mirada –oscura y a la vez transparente como tú–, penetrando en mi interior con la sabiduría que sólo da el corazón; mis labios, en tus labios,... y se han hecho por fin reales tus manos a través de tus caricias, y tu aroma es ya mío, fundido con el conoces de mí. Sé a que sabe tu cuerpo porque mi cabeza ha reposado en tu pecho y mis manos y mi boca lo han recorrido con ternura y con deseo, como tú el mío.

La luna estará creciendo ese atardecer como van creciendo cada día los sentimientos.

Pero ¿sería posible todo eso si no fueras tú, sólo tú, tal como eres? Podrá ser, es, será, porque siempre has sido. No imagino ya otro futuro en mi tiempo aunque el destino, siempre imprevisible, pudiera negarme un aciago día tu presencia...

Cherchez la femme, escuchaba de adolescente, allá por el 68, cuando todavía mis deseos no miraban hacia otro lado... y al fin te he encontrado.

Inequívocamente, me emocionas y me conmueves; hermoso por fuera lo que veo y más aún por dentro lo que te hace real en mi interior, que te intuye en cada gesto. Pronuncio tu nombre decenas de veces al día, al unísono del latido de mi corazón que bate descontrolado cuando pienso en ti y sabiendo que con el tuyo compartiría cuanto soy y tengo.

Y es que, desde nuestro primer encuentro pienso en ti cada vez más, a casi todas horas, porque ya sé de tu existencia, tanto tiempo aguardada sin impaciencia, que ahora tampoco tengo. Todo ha de llegar y ser a su debido momento para que no sea sólo la consecuencia de un vehemente arrebato, y sin que voces ajenas empañen lo que he de ir descubriendo de ti por ti mismo, porque solo tiene valor lo que desde ti me llegue.

Aun así ya sé que quiero poder amarte sin límites, me repito. Ojalá pudieras llegar a amarme, deseo en todo momento. Y, si en mis manos estuviera el inexistente libro de los sortilegios, buscaría el que te rescatara de las dudas y de las penas pasadas para leerlo a pleno pulmón y que mi voz llegara a todo rincón del mundo, si no bastara con decir ese "te quiero" que ya ves reflejado en mis ojos cuando los miras en silencio. Que, poco a poco, sin prisa pero sin pausa, día a día, con esas tantas pequeñas y grandes cosas que escriben indeleblemente los prolegómenos del amor, te vas adentrando en ese territorio profundo de mi alma que ya sólo creía mío por siempre de tanta vacuidad a mi alrededor.

Estoy cogiendo ese tren que, detenido en mi estación, sé que apenas si pasa una o dos veces en toda una vida, y cómo deseo que lo cojas conmigo. Yo, al menos, no quiero perderlo... para poder ser como Prometeo, tú mi Pegaso alado, cabalgando en un vuelo interminable hasta el cielo, al encuentro de nuestra propia luna llena, camino del sol en busca de nuestro eterno e inextinguible fuego.

(1ª parte editada el 27 de junio)

© P.F.Roldán

The Platters:Only You

23 de noviembre de 2008

el tiempo pasa... el tiempo sigue...



Esta tarde me ha dado por escuchar música tranquila mientras no paro de escribir o de dibujar, pasando de esta mesa a la otra.

Escucho sobre todo aquellas baladas que en otro tiempo me habrían llenado de melancolía, pero que ahora me relajan y hasta me inspiran.

Cada minuto que se va es el predecesor del que viene. El tiempo no pasa en vano y la vida nos va transformando hasta tal extremo que, aunque a veces podamos evocar viejos recuerdos, cómo percibimos cuántas de aquellas cosas quedaron atrás y se quedaron alojadas en la memoria sin que hoy puedan ya ejercer apenas ninguna influencia sobre uno porque, aun siendo ya parte de nuestro inseparable equipaje, las fuimos sobrepasando con la edad. Cumplieron su misión y quedaron guardadas con las que les sucedieron sin que nunca hayan sido un lastre para las que han de seguir viniendo.

Cada una, todas ellas, me fueron mostrando el camino al hoy y para el mañana; fueron maestras y compañeras pero a la vez pasaron a formar parte de mi yo más íntimo y, sin olvidarlas por completo, les agradezco cuanto han hecho por y en mí, formando parte del que cada día va intentando superar cada etapa de la vida… tal vez muy extensa ya y al mismo tiempo cada día un poco más corta, sin que esto me afecte para nada. Es el ciclo vital que, inevitable, se cumple en cada ser humano.

Infinitos recuerdos de infancia, cuando vivir era un juego y una aventura sin consciencia del futuro; de adolescencia, despertando a experiencias nuevas a veces felices, a veces con el dolor de la inexperiencia; de los primeros años del adulto que se formaba para ser hombre…

Si el tiempo pasado nunca regresa, hay un tiempo por venir que nos seguirá dando cosas por las que reír o llorar, pero siempre lleno de esperanza porque si bien aquel que se fue se pudo llevar con él muchas cosas, nos dejó también otras; y entre ellas la de poder seguir conservando la mirada del niño que fuimos para continuar sorprendiéndonos por la vida cada nuevo día.

Y el día que sienta que he perdido esa mirada sabré que ya ha llegado la hora en la que habré empezado a morir… aunque mi cuerpo siga viviendo…

© P.F.Roldán

Serrat:Barquito de papel

22 de noviembre de 2008

nada es verdad, nada es mentira...


Nada es absoluto en sí mismo. Todo es según del color del cristal con que se mira.

Mi verdad es sólo mía. A mí me sirve y le soy fiel. Puede que la compartan otros también, pero cada uno ve las cosas desde su propia óptica. Me reservo la opción de aceptar o no otros pareceres, siempre y cuando no vayan en contra de lo que ya está afianzado en mí mismo, lo que no significa cerrilidad por mi parte pues siempre he estado y estaré a dispuesto al diálogo y desde el respeto a los puntos de vista ajenos. Pero huyo de esa especie de gurús –cada día más que se arrogan ese derecho- que se creen por encima del bien y del mal y tratan de imponerse al resto de los mortales, creyéndose inspirados por no sé qué especie de un inexistente don que no suele reflejar en su manera de actuar la supuesta grandeza de sus pensamientos, haciendo que la gente buena parezca que es tonta o que no tiene cabida en su mundo imaginario.

Son como esos “creyentes” de golpe de pecho y misa diaria, que no acompañan su fe con obras, y de los que san Mateo, en su evangelio, dijo que esa fe era una fe muerta y que no todo el que dice “Señor, Señor” se salvará. Pero persisten en su hipocresía y en juzgar con desprecio al que no es ni piensa como ellos.

En esto nada se diferencia un no creyente del que lo es. A fin de cuentas, ante todo somos personas e independientemente de las creencias son nuestros actos los que inequívocamente hablarán bien o mal de nosotros. Por eso me hace gracia –un decir porque más bien me indigna- la facilidad con la que tanto unos como otros se critican por no comulgar con el mismo ideario, sin que haya tela que cortar para emitir juicios de valor, usualmente viscerales y más bien hechos desde el desprecio a lo que no se comparte, y muchas veces con total desconocimiento los unos de los otros.

Nadie puede estar dentro de la conciencia de su vecino para saber hasta qué punto es coherente entre lo que cree y lo que hace, sea cual sea su opción. Sólo cuando su forma de ser entra en contradicción radical con lo que postulan y somos sabedores de ello porque nos lo demuestran en cada cosa que hacen, nos cabe el derecho de apartarnos de quienes pueden ejercer una influencia negativa, y hasta destructiva, no sólo para nuestros principios, sino para nuestra salud mental.

A veces se siente cierta cobardía para dejar en la cuneta a esos pocos que pueden desequilibrar. Influyen tantas cosas en este mundo que parece perder el norte… Desde una mala entendida forma de lo que es amar, sometidos por pánico a la soledad, hasta los escrúpulos de ser completamente sinceros, confundiendo la prudencia con crearse la obligación de tener que tragar carros y carretas por no ofender a quien no guardará nunca el mínimo respeto por los demás.

Es cierto aquello que cuando uno no quiere dos no riñen, pero también hay que discernir sobre quien no riñe porque sutil y soterradamente abona el terreno para llevarnos a su huerto. Casi me asustan más estos falsos complacientes que quien expone su ideología sin tapujos. Con aquellos nunca sabré a qué atenerme porque a saber por donde encontrarán un punto vulnerable en nosotros –que todos tenemos alguno-, mientras que con los últimos siempre podré o dialogar o capear el temporal.

Y es que si hay alguien peor que el recalcitrante en su forma de pensar, es el que usa las malas artes de la mentira para intentar ganarse voluntades. Prefiero al que me viene de frente, aun cuando estemos en desacuerdo, que al que utiliza todas las artimañas habidas y por haber para terminar desplegando todo su afán de posesión, tratando de seducirnos para atraparnos en su telaraña.

Nada hay absoluto, pero lo único que para cada uno es válido es lo que nos hace obrar con la conciencia tranquila, y aunque algunos se hagan los escandalizados y nos tachen de carcamales o desfasados. Estos suelen ser las más de las veces los inseguros de sí mismos, que como único argumento tienen el ataque como mejor defensa a su falta de ética, o los prepotentes que en su egolatría se creen con derecho a tratarte como a basura porque se consideran mejor que los demás, criticando todo lo ajeno… hasta las baldosas que pusiste en tu casa cuando a lo mejor no tienen ni techo propio. Ni unos ni otros conocen lo que es el respeto a los demás.

Por eso, ni unos ni otros. Ante todo, siempre nosotros mismos que somos con quien dormimos cada noche. La elección es tan simple como desear tener sueños o pesadillas, y eso sólo depende de seguir siendo quienes somos desde la coherencia en todo lo que hacemos.

© P.F.Roldán

Ana Torroja:Ya no me quema

la amoralidad de los políticos


Es bochornoso leer la prensa local y encontrarse con que hay otro cargo del PP, el alcalde de Librilla, detenido por corrupción urbanística… ¿Y van? Porque ya se ha perdido la cuenta. Más de la mitad de los ayuntamientos de esta región tienen imputados por los mismos asuntos o por otros no menos inmorales como la compra de votos, como es el caso del PP de Archena. Región de Murcia= la vergüenza autonómica de España.

Pero lo más aberrante lo tenemos representado en la que parece en este momento intocable alcaldesa de Cartagena, Pilar Barreiro, también Diputada a Cortes por esta Región. Ya me referí a sus “sueldos”; uno de ellos, el de alcaldesa, al que tuvo que renunciar por incompatibilidad con el de Diputada, eligiendo el más alto, pero que su grupo de gobierno municipal, también del PP, le "premió" esa “pérdida” con una indemnización de mil quinientos euros por asistir a los Plenos del Consistorio cartagenero, como si no fuera su obligación como alcaldesa electa.

Y es aún más aberrante porque no dejan de publicar en la noticias del diario La Verdad sus exigencias al Gobierno Central de más dinero para Cartagena, a lo que éste, nada idiota en estas lides, le replica que se lo dé su compadre político el también popular Valcárcel, presidente del Ejecutivo murciano. Y es que de todos es bien sabido la mala gestión económica y las inversiones sin sentido de esta señora –por darle un calificativo acorde a su cargo- que en tiempos de crisis como única medida se vanagloria de ahorrar noventa mil euros en alumbrado navideño, pero se gasta días después setecientos mil en una estatua. Una señora –por no pecar de llamarla individua- que cobra lo que un Secretario de Estado y que ha bajado a Cartagena en el Grupo de Grandes Ciudades desde el puesto decimocuarto al vigésimo quinto en sus años de mandato, especulando o dejando que especularan con suelo público los “señores del ladrillo” de la ciudad, de la Comarca y hasta de la Capital. Pero que no se priva de hacer viajes a París con su concejala de Cultura, con la excusa de ver bailar a un cartagenero; que despilfarra en mandar séquitos afines a su siglas a los países a los que se invita a participar en La Mar de Músicas; que acomete obras innecesarias, mientras tiene a medio municipio casi a oscuras y con unos pavimentos tercermundistas y un mobiliario urbano más propio de cualquier país del África más subdesarrollada.

¿Cómo no es de esperar que le nieguen fondos en Madrid cuando de sobra es conocido el despilfarro que lleva en sus legislaturas?

Esa foto de cabecera lo dice todo. No se cansó de expropiar en el Monte Sacro durante la bonanza ladrillera, como hizo en El Molinete o en el llamado Barrio Universitario (en el que se iban a construir viviendas de bajo coste por la proximidad de la Universidad Politécnica y que con “su socio”, el ex alcalde socialista Alonso, metido también a ladrillero, han transformado en el Residencial Puerta Nueva con viviendas multimillonarias). El Monte Sacro que dejaron degradar para poder especular con él, después de varios años, se ve como esa imagen muestra, a escasos metros de la calle de la Serreta y de la Iglesia más emblemática de Cartagena, porque allí se venera a la Patrona de la ciudad, la Virgen de la Caridad, en pleno centro urbano.

La crisis económica, que ha arrastrado sobre todo al hoyo en esta región a la política del ladrillazo, ha paralizado toda intervención constructora en esas zonas, que se han convertido en refugio de inmigrantes sin papeles entre las pocas ruinas que quedan por demoler, y en las calles adyacentes –presumiblemente preservadas para su rehabilitación porque ya habría sido escandaloso que desapareciera con la especulación un tercio del Casco Histórico- se han llenado de prostíbulos en las trastiendas y en los locutorios para extranjeros, siendo noticia también en los periódicos locales las movilizaciones de vecinos y comerciantes del barrio que ven como crece la inseguridad y sus negocios se van a pique porque los ciudadanos evitan esas calles.

No, hija, no. En Madrid no son idiotas y saben de las componendas amorales de los políticos de esta ciudad. Unos por obra y otros por su ominoso silencio, ya que no ejercen oposición alguna, Cartagena se ha convertido en una de las ciudades más ruinosas y sucias de España. Y si encima tenemos a su concejal de Hacienda, el tal Cabezos, que cuando se le pide una bajada del sueldo de los ediles, justifica lo que ganan porque ellos tienen que pagar hipotecas y hacer la compra en el supermercado, y apaga y vámonos. Por lo visto ese individuo no sabe que el resto de los ciudadanos también tienen casas que pagar y que solemos comer todos los días con unos sueldos ínfimos en comparación a los de ellos, que –viendo su gestión- no merecen ni por asomo.

Y encima le pide más dinero al Estado cuando si no fuera por las inversiones que éste ha hecho en la ciudad ni siquiera tendríamos industrias con las que salir adelante. Por no tener ni tendríamos rehabilitado el Palacio Consistorial, del que se tuvo que hacer cargo el Ministerio de Fomento porque se caía a pedazos, mientras que las obras públicas dependientes del Ayuntamiento (Auditorio, Palacio de Deportes, Anfiteatro, MURAM,…) arrastran años de retraso porque ni se le pide dinero a las Consejerías regionales, no vaya a ser que se creen enemistades con la ejecutiva regional de su Partido y no se le dé opción a ser Diputada, y porque se malgasta el erario de la ciudad en estupideces que hacen que los ciudadanos menos informados y con una gran incultura política, basada más en las siglas que en la gestión de los políticos, crean que aquí todo va bien porque se invierte en el eje de las calles más visitadas de la ciudad, media docena, que es donde están las tiendas de las franquicias y las entidades bancarias, además de ser paso obligado para los paseos dominicales al Puerto. Que la “señora” explique como la iniciativa de unos ciudadanos ha creado la “ruta turística del andamio” en contrapartida a la del Puerto de Culturas.

Y quiere inaugurar el MURAM y en vez de exponer la obra legada para el mismo por Marifí Plazas antes de su fallecimiento, lo hará con una muestra del escultor González Moreno, porque los desencuentros con el albacea –su viudo- de la colección Plazas (Canogar, Dalí, Tápies, Equipo Crónica, etc.) han sido constantes hasta el punto de que posiblemente nunca veamos esa gran colección de Arte del siglo XX colgada en nuestra ciudad. Porque él ya ha dejado claro que en el MURAM o en ninguna parte, fiel a la voluntad de su esposa.

Si no consigue engañar a los cartageneros con su incompetencia ¿va a engañar al Gobierno de la Nación que tendrá sus buenos canales de información?

© P.F.Roldán

http://www.laverdad.es/murcia/20081122/cartagena/barreiro-pide-otra-dinero-20081122.html
(Barreiro pide otra vez más dinero del Estado y los socialistas replican que se lo dé Valcárcel.)

Cartagena se pudreII:La obra de Pilar Barreiro en Cartagena: La destrucción del centro urbano

La culpa es del 'flamencó':La obra de Pilar Barreiro en Cartagena: La destrucción del centro urbano

21 de noviembre de 2008

¿estoicismo vs. los límites de la paciencia? (y 2)


El domingo 16, escribí sobre el estoicismo y la paciencia. Quería encontrar una solución que no fuera ni agresiva –que no es mi forma de ser con la gente- ni ofensiva –para quien pueda ofenderse con un quítame allá esas pajas-. Suelo ser paciente, por muy agobiado que me sienta, hasta que encuentro una fórmula que no haga daño gratuitamente y a la vez que no vaya contra mis principios. Y el martes 18, a media tarde, la encontré vía sms, lo que me evitaba una llamada y, con ella, otra larga charla de escuchar estupideces… (Aunque ahora, después de saber lo que sé y quiero contar, quizás habría sido más drástico.)

“Perdona si no he contestado antes a todos tus mensajes. Fin de semana fuera. Mentalmente estoy agotado. Necesito un pequeño aislamiento temporal. Espero que lo comprendas. Hasta pronto.”

¿Respuesta?: “OK. NO PROBLEM. ABRAZO”.

Y eso terminó de darme la medida de lo que los demás le importan al individuo éste. Ni una sola palabra de ánimo, o de inquietud por mí, tras más de un mes de aguantarle. Cuatro palabras nada más. Pero es que había encontrado ya sustituto como ahora se verá.

He de insistir de nuevo en que el destino es sabio y en que no creo en las casualidades. Mira por donde, la noche del miércoles me presenta un amigo a un conocido suyo que, a su vez y a lo largo de la conversación ante unas cañas, saca a relucir el tema sobre un individuo que encajaba completamente con el iluso desequilibrado que me había puesto del hígado durante semanas. Cómo ese tipo el día anterior había contactado con él –de ahí que se permitiera el lujo de pasar olímpicamente de mí- a través de un conocido común, teniéndole casi cuatro horas colgado del móvil, contándole sus “inquietudes” sobre si acabaría comprando un Ferrari descapotable, si acabaría comprando un tríplex en la playa, si le convenía más mengano o zutano, si tenía un espíritu vagando por su domicilio actual… y también esa misma mañana del 19, en la que ya no había dudado en despacharlo con cajas destempladas, había vuelto a la carga con los mismos temas y dándoselas de clarividente que necesita que alguien le reafirme en sus intuiciones de las que no duda pero necesita confirmación…

Este chaval, automáticamente, llamó acto seguido a quien le había dado su teléfono al obseso -y a quien también conozco, mira por donde- el cual le confirmó que, aun sabiendo que había hecho mal, se lo había proporcionado porque el otro le suplicó que ya que él no quería o no podía ayudarle, que le pusiera en contacto urgentemente con alguien que echara las cartas, o fuera vidente, o fuera capaz de predecir porque seguía desesperado “por saber” sobre su futuro…y como no tenía manera de quitarse de encima a ese tipo, que meses atrás -antes que conmigo- se había estado cebando con él con las mismas soberanas estupideces, terminando por sacarle también de quicio, y ante el temor de que volviera a las mismas andadas otra larga temporada, después de no haber sabido nada de él en mucho tiempo, en un acto reflejo e inconsciente, le había pasado el teléfono.

La conclusión de este chico, al contarle después mi experiencia, es que ese tipejo es un adicto, con delirio paranoide, a las “-mancias”, sean cartomancias, quiromancias, o cualquier otra arte adivinatoria capaz de predecir el futuro, no quedándose nunca satisfecho si las respuestas no son las que pretende escuchar, y que anda detrás de unos y otros, esperando que se le confirme lo que se ha propuesto como iluso futuro a su vida vacía. Una vida en la que cabe de todo menos trabajar y plantearse unos objetivos realistas. Pero aún hay más porque, siendo el mundo pequeño y los desequilibrados de este tipo bien conocidos en según qué círculos, esa tarde había comentado también todo esto con un amigo y le había dicho que conocía también al susodicho vampiro energético; que él también se lo quitó de encima y que le aconsejaba que rompiera todo contacto porque es una persona oscura que sólo puede causar quebraderos de cabeza. Que cuando se queda sin dinero, algo más que frecuente, se prostituye o hace de escort, con derecho a roce, a gays maduros que se lo llevan a sus viajes al extranjero. Lo que sea menos buscarse un trabajo digno.

Ya intuimos, entre sonrisas un tanto impías –cuesta ser piadoso con gente de esta calaña-, como quiere obtener el descapotable o el gran chalé.

Encontré explicación, pues, a muchas cosas de lo sucedido durante las últimas semanas y lo que tuve más que decidido al regresar a casa es que le denegaba la admisión a mi website para no volver a recibir mensajes suyos y que lo borraba de mi messenger, no sin antes copiar el historial de nuestras charlas para que nunca me pueda llamar mentiroso aunque haya quienes me avalen por haber padecido lo mismo, porque al no cerrar nunca mi ordenador estoy siempre vendido a que me vea conectado y, por tanto, expuesto a que trate de reiniciar sus monólogos agotadores. Si llamara al móvil -cosa que no es improbable cuando transcurra un tiempo y no haya encontrado otra víctima- nada más fácil que darle a la tecla de colgar. Es tan mezquinamente orgulloso que no repetirá la llamada.

No. La paciencia no es que tenga límites, concluyo. Lo que tiene un límite es soportar -por bondad o lástima, y aunque sea estóicamente- a cierta clase de individuos, que a Dios gracias son uno entre muchos miles, más semejantes a ciertas alimañas y con los que –como única medida resolutiva- hay que poner tierra de por medio como lo haríamos ante una serpiente de cascabel, dejando que sigan viviendo en sus desérticos hábitats, antes de que suframos una mordedura fatal.

© P.F.Roldán

Ethel Castro:Veneno para las hadas

el precio de la credulidad


Te llamo, alarmado por tu inusual silencio, y me dices que no sonaban los teléfonos desde hace muchos días.
Que hay quienes disfrutan desde su privilegiada posición, creyendo que estás tocando fondo y se regocijan sabiéndote abandonado para que termines por recurrir a ellos otra vez; que están esperando impacientes tu S.O.S., que no emites por orgullo, para humillarte una vez más cuando les pidas ayuda porque hay quien no conoce el límite de la crueldad.

¿Qué esperabas? ¿Qué esperas?
Te has rodeado de gente sin escrúpulos porque te aportaban -te hicieron creer- un estatus social en el que pensabas medrar y que los demás no podíamos darte, ofreciéndoles lo mejor de ti a la vez que menospreciabas el valor de la auténtica amistad. Según tú, es gente de elite, una selecta minoría, pero que siempre te pedirá que pagues un alto precio porque nada te darán gratuitamente. Sin embargo, tus amigos seguimos aquí, y con una sola llamada tuya acudiríamos sin pedirte nada a cambio. De hecho, ya ves. Acudimos aunque no llames; y no lo haces porque ahora te avergüenza hacerlo, idiota.

¿Por qué te abandonas a la desidia? ¿Porque ya no te llaman y eso te hace desgraciado? Las falsas adulaciones duran lo que un suspiro mientras puedas serles útil a sus intereses. Cuando te hayan usado harán lo que ya están haciendo: dejarte a tu suerte para que seas tú el que busque su auxilio cuando ya no puedas más, y vuelta a sangrarte… ¿No ves que son como sanguijuelas que sólo te utilizarán cuando necesiten tu sangre para alimentarse? Y tú, crédulo, confiarás de nuevo en sus mentiras. ¿No has tenido suficiente con ser engañado tantas veces? ¿No escarmientas?

¿Acaso se te ha pasado por la cabeza a estas alturas rendirte, cegado por el artificial brillo de los que nada han de aportarte?
No eres de esa clase de hombres. ¿O es que ya olvidaste lo que te costó llegar a ser tú mismo antes de caer en sus redes? Ahora no les sirves para nada; ya les diste lo que podían sacar de ti… y hasta la próxima.

Cuanto más te dejas en tus cosas cotidianas, más avanzas hacia la depresión y peor va tu vida, como si te hubieras encerrado en un laberinto sin salida. ¿Para eso te dejaste la piel en el camino, después de haber luchado en circunstancias más adversas, antes de caer en sus trampas?

Sal de esa ceguera. Su mundo no es el tuyo porque no eres como ellos. Muévete. ¡Vive!

© P.F.Roldán

"Sweet dreams are made of this
Who am I to disagree?
I travel the world
And the seven seas
Everybody's looking for something
Some of them want to use you
Some of them want to get used by you
Some of them want to abuse you
Some of them want to be abused
Hold your head up...”
Keep your head up
Movin' on"

(Eurythmics)

Diego Torres:Que no me pierda

20 de noviembre de 2008

¡tierra a la vista!



Como Rodrigo de Triana, desde la Pinta en 1492, con su grito esperanzador tras casi dos meses y medio de navegación en el piélago atlántico y casi tomada ya la decisión de no seguir adelante, así me siento. Alborozado, con la única diferencia de que nunca hice planes de dar marcha atrás en la continua aventura del vivir.

Todo llega cuando no reniegas de la esperanza. Mil cosas, por no decir muchas más, nos quedan por descubrir y sólo el que se desespera y se rinde antes de tiempo nunca tendrá el inmenso gozo de verlas convertidas en realidad.

Puede que al primer vistazo esa tierra nos parezca sólo un árido y desértico islote, pero siempre es el preludio que nos anuncia la existencia de tierra firme y hay que proseguir hacia delante para encontrar lo que nos aguarda, lo que lleva años esperando nuestra arribada.

Si Colón y quienes le asesoraban dos días antes de ese grito hubieran virado, como llegaron a pensar, hacia el punto de partida, habrían perdido la gran oportunidad de desembarcar en un nuevo mundo… por eso no hay que escuchar a esas voces que se las dan de avezadas y que de lo único que entienden es de tirar la toalla por vete a saber qué estúpidos e incomprensibles prejuicios, más propios de agoreros. Incluso cabe pensar en el que en su interior desea que se fracase, bien sea por envidia, bien porque espera su oportunidad de ganarse más tarde la gloria para él solo… que de todo hay en la viña del Señor, aunque estos sean los menos.

He avistado tierra firme. No sé qué encontraré en ella, aunque ya haya encontrado motivos para alegrarme de haberla hollado, porque dejo que la vida me sorprenda sin perder nunca la confianza en que merecía la pena esa travesía del desierto.

Metafóricamente, he pasado hambre y sed, amén de otras penurias, pero una voz me decía que continuara, que no perdiera la fe. Y esa fe hoy está siendo recompensada.

Así es en cada acción que emprendemos. La constancia siempre tiene su premio porque de una u otra manera nos habrá enseñado algo nuevo, que si nos era desconocido es porque nunca fuimos a buscarlo.

La mayoría de las veces no se trata de ganar una fama cargada de falsos oropeles, sino la lección que aprendamos de haber sido tan valientes como para no asustarnos de cuantas dificultades u obstáculos nos pintaron o nos salieron al paso, no renunciando nunca a nuestro sueño.

Siempre adelante, que como decía Paul Élouard: "Hay otros mundos..., pero están en éste" y hay que salir a buscarlos porque no van a venir ellos hasta nosotros.

© P.F.Roldán

Israel Kamakawiwo Ole:Somewhere Over the Rainbow

la sinrazón de quienes no aceptan un NO


Hay quien se empeña en no dejar vivir porque no sabe vivir su propia vida y te bombardea a mensajes o llamadas para sembrar cizaña, incapaces de aceptar que su pasado y su presente son tan calamitosos que han hecho de la venganza su única arma para seguir respirando, estando como muertos en vida. Y, como no son capaces de vivir su realidad y asumir los acontecimientos que le han llevado a donde están, su único afán maniaco depresivo es impedir que los demás vivan tranquilos, alimentándose del rencor y de la irresponsable actitud de querer insistentemente hacerte cómplice a toda costa de sus neuras.

A mí, personalmente, no me desquician ni me afectan porque tengo las ideas muy claras, y por tanto no entro en su juego de mono neuronales. Sólo me resultan molestos, como lo sería una mosca cojonera, cuando no paran de enviarte mensajes tratando de involucrarte por todos los medios en sus neuróticas obsesiones.

Suelen ser individuos enfermizos que nunca podrán aceptar que otros puedan llegar a ser felices sin ellos y tratan de envenenar con todo su odio cualquier intento de que quien amaron, si es que de verdad le amaron con un amor sano y desprendido, rehaga su vida sin ellos.

Acosan, maltratan psicológicamente, amenazan hasta extremos inconcebibles y hasta susceptibles de que se les presente una denuncia; llegan a descubrir con malas artes quien puede ser quien ocupa ahora su lugar en el corazón del otro y, con la falsa excusa de aleccionarlos y prevenirles, desfogándose humillando a quien estuvo con ellos, entonces empiezan a acosar a éste también a ver si lo alejan, porque les puede más la sinrazón de sus deseos que los de los demás. Y al no respetar el de los otros no son conscientes de que están perdiendo su dignidad cada día más.

Vive y deja vivir. Su eternidad, esa eternidad que vivió con quien le ha dejado, ya se acabó porque duró lo que tenía que durar, así que debiera intentar empezar de nuevo a ver las cosas con otros ojos y hacia el futuro, que agua pasada no mueve molino.

Que no se empecinen en hacer daño a quien ya no quiere ni puede quererle: primero porque así lo ha decidido, le guste o no y quiera o no quiera el que ha sido abandonado, y segundo porque a cada paso que da para dañarle lo aleja más de si y peor se enfrenta con su propia existencia, limitándola, empobreciéndola, alimentándola de inquina y sed de hacer mal por despecho.

No cejo en decirlo: el amor es cosa de dos. Cuando tratamos de imponer el nuestro a otra persona contra su voluntad, la ofendemos al perderle el respeto y nos humillamos a la vez, empezando con lisonjas y chantajes emocionales para terminar soltando sapos y culebras por la boca. ¿Es ésa la vida que quiere llevar de ahora en adelante? ¿Seguir persiguiendo a quien le gritó "fuera de mi vida" y si no vuelve al redil machacarlo hasta el infinito? ¡Qué tristeza de vida entonces!

Me arrepiento de haberles descubierto a ciertos individuos -antes de conocer sus intenciones- que que existen los blogs y que no sepan darles un uso correcto, porque en vez de ver en este caso, leyéndolo, todo lo que trato de expresar para que la vida sea una vida en paz con uno mismo, la búsqueda de la serenidad interior, lo deforman viendo que un blogspot puede ser el arma perfecta para hacer daño y afrentar al que ya no le quiere ante el resto del mundo. ¿Realmente encontrará satisfacción en esa venganza sólo porque hay alguien que ya no quiere nada con él? ¿No será capaz de ver que el que se pone en evidencia ante los demás es él mismo? Ya se dice aquello de que “quien escupe para arriba encima le cae”. No sólo alejará a la gente que pueda tener interés en conocerle al ver con qué clase de individuo lleno de rabia y con unos sentimientos enfermizamente obsesivos se enfrentan, sino que para otros será el hazmerreír porque, por mucho que quiera vejar a quien ya no le acepta en su corazón, puede que le vean más como a un triste hombre incapaz de asumir la realidad, hasta el punto de haber maquinado una vendetta rayana en lo tragicómico y sin sentido. ¿O lo tiene quedarse anclado en un pasado que nunca volverá, exponiendo sus miserias al mundo? ¿Tanto vale su orgullo herido que no le da valor a su dignidad para comenzar a vivir de nuevo lo que la vida le haya de traer? Quizás ni despierte siquiera pena, sino el que los demás le rehúyan, y todo lo que intente y haga se revolverá contra si mismo porque la vida nos devuelve cada cosa con la misma moneda. Nada queda impune porque el destino es sabio e implacable.

El resentimiento sólo engendra odio, y el primero que acabará odiándose será él mismo si algún día llega a comprender hasta dónde le ha conducido la sinrazón que alienta con más furia cada día que pasa contra quien ya no quiere amarle sin haberse preguntado jamás que fue lo que les condujo a esa separación y hasta qué punto tuvo su parte de responsabilidad.

Él sabrá como desea vivir. Si mirando el tiempo que le queda por delante con sosiego y esperanza en un futuro que le devuelva la alegría perdida o prefiere que ese tiempo se quede detenido en imposibles que le amargarán por el resto de tus días, en una eterna noche de pesadillas y pesadumbres en la que cada cuchillada que aseste le herirá a él más que a nadie.

El tiempo no se detiene jamás. Somos nosotros quienes detenemos nuestra vida cuando nos negamos a vivirla tal y como es.

© P.F.Roldán

Valeria Lynch:Fuera de mi vida

17 de noviembre de 2008

feliz cumpleaños


Pasa el tiempo, pero las edades se llevan en el espíritu. Estoy seguro de que, hoy ya, tus 42 no cambiarán en nada al que eres interiormente.

A veces nos desconectamos de los amigos por equis circunstancias, pero ése es el auténtico valor de la amistad: que, a pesar de esas etapas de silencio, parece que fue ayer la última vez que nos vimos.

Me alegra haber conversado contigo y saber de ti… Y con mis mejores deseos, un fuerte abrazo y un humilde regalo virtual en forma de foto y canción.

Fran

Loreena McKennitt:The Mystic's Dream

16 de noviembre de 2008

¿estoicismo vs. los límites de la paciencia?


No sabía en dónde me metía. Me siento mentalmente seco.

A veces te borrarías del mapa cuando das con personas que confunden tu bondad y generosidad hacia ellas con el que tienes que estar a su disposición a las horas que les dé la gana, cuando se les ocurra, sin que les dé por pensar que uno también tiene su vida, sus circunstancias, sus problemas, sus momentos de intimidad…

El colmo fue ayer. Sonó el teléfono bien pasada la medianoche, cuando ya estás dormido porque el gripazo que arrastras desde hace varios días te tiene somnoliento y débil a casi todas horas. Sabe, porque se lo has reiterado, que estás enfermo y medio tirado, pero le es igual. Con disculparse ya lo ha arreglado todo. Y suena otras veces cuando, a medio vestir, estás a punto de salir de casa a toda mecha porque te cierran el supermercado y la nevera empieza a tener telarañas. Y suena cuando estás conversando con tu madre o con quien te tiene trastocados los sentidos y, aunque lo dices y lo repites, sólo recibes por respuesta un “joder, macho que te necesito”… “¿no terminas?”… “pues no le respondas que no tienes obligación…”, anteponiéndose a todos porque no le cabe en la cabeza que haya otras cosas o personas muy importantes en tu día a día además de él.

Y estás en el messenger con una persona que sí que realmente te necesita y entra justo en ese momento, ley de Murphy dichosa, y te dices que luego le contestarás. Pero no. Insiste, insiste. “Nunca estás cuando te necesito”… “dónde te metes”… y pitido va y viene de sus mensajes, y hasta el puñetero zumbido suena varias veces sin que tenga la delicadeza de pensar que no respondes porque no puedes, porque cuando otras veces le has contestado y le has dicho “ahora vuelvo”, no ha parado de seguir insistiendo… “¿Que no terminas…?” y tú de los nervios porque no puedes dedicarte a quien está contigo con problemas más serios…

Ahora mismo. Mientras escribo, no para de mandar frases y más frases, a pesar de tener puesto el “ausente” porque son las 14.45 y escribo esto entre visita y visita a la cocina, que estoy terminando de preparar la comida, corroborando cuanto digo.

Realmente no te necesita tanto, por no decir nada que no sea producto de sus fantasiosas elucubraciones, como para insistir con esa premura. Sólo es un ególatra que te cuenta con pelos y señales que es un dios en la cama y a quien se tiró ayer y anteayer y a quien se tirará mañana; que cómo preveo su futuro emocional; que cómo intuyo su economía en los próximos meses; que si ha visto un descapotable impresionante (del que envía media docena de fotos) que por lo menos debe de costar sesenta mil euros tirando por lo bajo, pero que ha de ser suyo porque ha puesto todos sus deseos en tenerlo -cuando no puede tener ni línea de teléfono en casa- al igual que hace un mes escaso se encaprichó de un súper chalé. En cuatro horas de charla, tres y tres cuartos se van sólo hablando de él.

Desde el primer día has sido claro y franco con él. Concluyes diciéndole que “la mejor lotería es el trabajo y la economía”, pero no quiere trabajar, esperando que le lluevan millones del cielo con una Primitiva. Y sigue insistiendo, pese a tus repetitivos y sensatos argumentos, y al final sólo te añade que sabe que es un poco “pesadito” pero que está seguro de que yo eso lo perdonaré y que me mejore del trancazo griposo… Única referencia a mí.

Pues no sé ya a estas alturas, tras un día y otro, si me costará soslayar esta pesadilla, a la que di pie con mi mejor voluntad de servir de ayuda. Me deja seco de energía, insistiendo siempre sobre lo mismo como si no te escuchara lo que ya le has repetido decenas de veces hasta el hartazgo y es que antepone sus deseos y sus ilusas aspiraciones a lo que le puedas decir. He perdido la cuenta de lo que le he insistido hasta la saciedad y ya me da por pensar que en vez de buenazo soy tontucio por no haber frenado antes su auto endiosamiento que le lleva a ver grandes tormentos en conseguir lo antes posible lo que sólo son niñerías de caprichoso con ínfulas de grandeza de quien pretende tener de todo pero sin dar palo al agua.

Me ha tomado la medida. Sabe que soy paciente -o en este caso estoico- y respetuoso, y que no voy a soltar una palabra más alta que otra. De haber dado con otras personas posiblemente ya lo habrían mandado a freír gárgaras, pero yo aguanto y aguanto… aunque mi paciencia empieza a conocer en este caso que a veces existen límites… y no sé cómo decírselo, aunque parezca bobo, yo que no me callo una, aun sabiendo que está confundiendo la amistad que le brindé con un uso avasallador e indiscriminadamente egoísta de mi buen talante.

En el fondo me da lástima, porque es como si se hubiera creado un mundo irreal y enfermizo, y a lo mejor es por eso por lo que aguanto tanto; porque en el fondo creo que se siente terriblemente solo y con la vida completamente descuajeringada… pero empieza a desesperarme… y mira que cuesta llevarme a esos extremos.

Y ahora suena el teléfono. Cómo no, es él, que me coge a medio comer, y ya el hígado es un cúmulo de bilis… y me debato entre ponerme de una vez rojo o seguir poniéndome amarillo… Aunque sepa que no lo entenderá ni lo perdonará. Él, para él, es lo más de lo más y no creo que le quepa en su pensamiento que alguien se sienta tan agobiado con su desmesurado ego.

© P.F.Roldán

La Shica & Jarabe de Palo:Déjame vivir

a las 7 de la mañana...




Llevo una semana descubriendo sin prisas la ciudad al amanecer. El reflejo del sol que del primer tono rojizo va pasando al dorado, dándole a las cosas por unos instantes otras formas que, siendo las mismas que a lo largo del día, parecen distintas en juegos de luces y sombras, disfrutando de la quietud de las calles desiertas, salvo algún coche de los más madrugadores que rompe brevemente el silencio.

Me gustan cada día más estos paseos recién estrenados. Acercarme al cantil del puerto y pasear solo por los jardines de los alrededores – Cavite y Alfonso XII, al pie de la Muralla- sin el agobio del tráfico intenso de treinta minutos después, cuando la gente va a toda pastilla y con el tiempo justo para llegar a sus trabajos; cuando empieza el trasiego de un par de jardineros y de algún pequeño vehículo de limpieza y riego de las calles. En ese momento emprendo el regreso por la plaza del Ayuntamiento y la calle Mayor, que también empiezan a despertar con los camareros colocando las sillas y las mesas y los limpia cristales lustrando los escaparates. En una hora abrirán las entidades financieras y en otra hora más los comercios.

En esa plácida calma de minutos, la ciudad parece otra. Es esa luz indudablemente. Es casi mágico ver en poco como se van tiñendo los árboles, las estatuas, los edificios de la zona de anaranjados cambiantes por segundos y casi imposibles, hasta en los mármoles más blancos, reverberando en las aceras y en los escasos objetos metálicos del mobiliario urbano. En nada todo habrá pasado, pero esos instantes, que cada mañana me parecen más cortos porque va amaneciendo más tarde y parece comenzar antes el tráfago humano, me llenan de una paz interior que no sabría describir con cuatro frases.

Sólo se me ocurre decir que es como si la vida lo inundara todo por completo y sin testigos, volviéndose uno de los momentos más intensamente íntimos del día, y que agradeces por ver una mañana más el sol, que parece llenarte de una energía especial para todo el resto del día.

¡Cuántas cosas nos pasan desapercibidas en este mundo al borde del vértigo y la prisa!

Ahora sólo sé que, si los atardeceres siempre me ha gustado compartirlos, estos amaneceres urbanos son únicamente míos, cómplices la soledad de la ciudad dormida aún y la mía propia.

© P.F.Roldán

Carlos Núñez:Amanecer

15 de noviembre de 2008

¿liquidación por fin de temporada?... no, gracias


En el terreno de los sentimientos soy difícil, dicen. Lo sé. En apariencia soy difícil en cuanto a que no me dejo seducir fácilmente por quien primero hace toc-toc en mi puerta y ¡hala! ¡Ancha es Castilla!

Como siempre he dicho, la carne no está en plato por falta de gatos, pero es que no es un gato lo que espero para mi vida sino una persona. ¿Tan difícil resulta esto de comprender a algunos? Porque he oído argumentos de todas clases, pero el que más gracia me hace es el de que cuanto más mayor te haces –como si tuviéramos fecha de caducidad como los yogures- más asequible has de ser y más facilidades has de dar porque si no, no te comes una rosca. ¿Y quién ha dicho que me apetezca comer sólo roscas?

En los tiempos que corren, nada es más fácil que ligar con cualquiera. Quienes sólo pretenden algo esporádico –tan esporádico que a veces se reduce a tan sólo una noche- abundan como las setas en otoño. Mis respetos a su elección si eso les llena y les hace felices. A mí me produce un vacío tremendo porque no encuentro sensación más vacua que la de ir de mano en mano como “la falsa monea” que ninguno se la “quea”. Es mejor estar solo que sentirse un trozo de carne con ojos para un rato.

Hay quienes te venden la moto del amigos para siempre con tal de engatusarte, pero la realidad es que una vez satisfechos los instintos más primarios nada más que queda el “si te vi ni me acuerdo”. Hay quienes se presentan como los príncipes azules de tu vida y después del primer beso o siguen siendo sapos o destiñen al segundo lavado. Luego tenemos a los que se promocionan como la maravilla entre las maravillas y al poco te das cuenta de que sólo hablan de sí mismos sin parar, egocéntricos, haciendo de cada nimiedad de sus vidas un acontecimiento sublime cuando no son más que estupideces de gente inmadura que ni te escuchan nada de lo que pudieras contarles porque sólo se escuchan a sí mismos, sin mostrar ningún interés por ti. Para terminar por quienes confunden los verbos “enapollarse” y enamorarse.

Soy difícil ¿o tengo las ideas muy claras al respecto? Depende de quien me mire, así dirán. Lo soy para quienes buscan el sexo como una finalidad y no como la consecuencia de otras cosas tantas veces repetidas: complicidad, respeto, fidelidad, reciprocidad, sinceridad absoluta,… Valores devaluados para muchos en el ansia de vivir cada día como si fuera el último.

Me cansa oír el dichoso carpe diem usado por quienes buscan lo facilón en un afán de sexo exprés, para dar rienda suelta a unas necesidades más pensadas del ombligo para abajo que con el cerebro, porque no quiero ceñir mi vida sentimental a un momento inmediato y mañana encontrarme peor que ayer.

No soy frailuno o mojigato al respecto. En absoluto. Simplemente he llegado a la conclusión de que sólo me hace feliz entregarme por completo y sin límites a quien quiere compartir un camino mutuo, y aunque el destino pudiera separarlos un día porque nadie puede afirmar que será o no eterno, aunque sea lo que se desee desde el primer día. Y ese alguien tiene que ser consciente de que entre los dos no hay cabida para los celos, para las heridas gratuitas contra el otro, para intentar cambiar a quien tiene a su lado porque lo quiere de otra manera y no tal y como le conoció. Si no hay confianza, lealtad ni honestidad entre ambos, más vale que cada uno siga su camino.

Lo que no voy a ser nunca es carne de cañón para satisfacción ajena mientras yo me siento un perdedor por no ser fiel a mis principios. Cada cual tiene los suyos y yo sé cuales son los míos, y tan sólo aspiro a que se me respeten como yo respeto los de los demás, aun no compartiéndolos. Cada cual de su capa hace su propio sayo y yo soy el sastre del mío.

No me cabe duda de que habrá quien lo comprenda y lo comparta porque confiaré siempre en que todavía quedan personas con la cabeza sobre los hombros, y no en la entrepierna, y con las ideas claras.

© P.F.Roldán

Jorge Drexler:Antes

9 de noviembre de 2008

la lúcida borrachera


Hurgando entre mis viejos papeles, me he encontrado con un texto que escribí allá por abril de 1977 y que ahora rescato porque, después de treinta y un años, me dice bastante de lo que ya entonces despuntó como punto de partida del que ahora soy.

“El alcohol invade mis sangre. Se mezcla con ella y me conduce a otros mundos. Perdida la consciencia descubro, si embargo, el que he estado albergando en mí en mis pocos años. En mi delirium tremens algo me delata que me río porque llorar sería de una estupidez estéril. Sí. No estoy consciente, pero algo me dice que soy capaz de reconocer lo que he estado intentando ignorar para no caer en el vacío de lo que las gentes llaman inadaptados; y me debato, ignorando qué pasará cuando vuelva a la realidad, para que se rebele mi instinto contra la autodestrucción que no supe reconocer como tal durante todos estos años.
No puedo moverme, inerme, inerte, pero sé que levanto un brazo hacia ti, completo desconocido, invocando un nombre que no reconozco a la vez que impetro tu consejo mientras mis otros dedos se deslizan desde mis ingles hasta mis genitales, con una nueva ternura, queriendo conjurar las tempestades de prejuicios que otros sembraron en mi adolescencia acerca de gozar de ellos fuera de sus normas en cuanto al deseo… y me encuentro conmigo mismo y me siento crecer por momentos.

Antes yo era, pero sólo era el que otros deseaban que fuera, sumergiéndome en la dulce ignorancia de una castración de la que desconocía, o prefería no conocer su significado. Así fue durante años, mientras cada amanecer tomaba posesión de la tierra sin que yo supiera entonces que era como un moribundo que no disfrutaba de la restallante euforia del sol, viajando en una nebulosa hermética, en la que había sido encerrado por las mentalidades obtusas que me rodeaban. Pero ahora aquella pesadilla se va haciendo sueño.

En ese sueño, me despierto a la vida una mañana de primavera -mi sangre sigue su apareamiento de mestizaje con el alcohol-, riendo de felicidad porque nunca antes me he visto con tanta nitidez, llegando hasta dentro de mi auténtico yo con la sinceridad que hubiera querido poseer en estos años en cada paso dado.

¡Que importan los demás! Sólo me digo que un día te conoceré y me pregunto como será la vida contigo o sin ti. Elijo pensar en ti y en el lugar donde ahora posiblemente habitas. Dejo vagar mi sueño por tu planeta, para mí aún desconocido, y me fundo en tu existencia sin temor. Y ahora sé que soy porque tú serás, y que tú serás porque yo seré, y en ese instante de mutua conjunción ya nada podrá separarnos pues residiremos el uno en el otro y, abrazados en nuestra desnudez, nuestra realidad se hará constelación inviolable por la huella implacablemente hipócrita de los demás hombres y la palabra, tuya y mía, alimentará un amor sin espejismos.

Me remuevo inquieto. Este desdoblamiento entre la borrachera y la lucidez no puede ser normal, en el concepto de normalidad en el que he sido imbuido desde niño. Me vuelvo a abandonar al sueño. En él, mis labios recorren poro a poro lo que todavía eres una fantasía. Mis manos se estiran para alcanzarte, y tu piel se va convirtiendo en ellas en pequeñas escamas plateadas que, revolviéndose en nueva pesadilla, se tornan en afiladas punzantes astillas de cristal que hieren hasta hacer sangrar mis dedos. ¡No te vayas! Sólo son residuos atávicos. Deseo besar tu corazón, único entre cientos de miles de corazones, pero ahora no lo encuentro mientras el gozo que hace unos segundos se anudaba en mi garganta se vuelve en mudo grito. ¡Dónde has ido!

Y despierto a la realidad con la cabeza embotada. Tú todavía eres. Sé que lo seguirás siendo por el resto de mi vida aunque ahora ya no estás a mi lado como cuando dormía. Pero te he presentido enjugando mi sudor, gota a gota; humedeciéndome la frente con tus besos y acariciando mi piel, apoderándote de mí que ya no dejaré de buscarte incansable, incesantemente, porque sé que he de reencontrarte… aunque ahora no sepa ni cuándo ni cómo ni dónde.

Me niego a pensar que sea la embriaguez. No es producto de ningún estado febril. Eres real y no una distorsión de los delirios de una primera borrachera. No es el alcohol, excusa facilona siempre en estas tesituras. Soy yo.

He dado gracias porque ahora soy consciente de valer más que todos los amaneceres de miles, de millones de soles que nunca tendrán la dicha de saber que existen y que pueden amar como yo. Y se me han saltado unas lágrimas serenas de la reafirmación recién descubierta. Y he sonreído porque he sabido que soy capaz de llorar, de sentir, de vibrar… creyendo firmemente en el futuro, aunque ya sepa que seré un hombre diferente para los demás… Y me he reído a carcajadas porque he sabido que mis labios podían al fin sonreír a lo que ha de ser real un día.

Estoy convencido de que he de volver a encontrarte cuando haya crecido interiormente y se hayan mitigado mis ansiedades de adulto adolescente. Entre los sedimentos de la batalla librada esta noche entre los sueños y las pesadillas, he salido indemne, sin cicatrices que pugnen por sugerirme que sólo ha sido todo producto del alcohol, ingerido anoche sin mesura para hacerme el machito ante el grupo de amigos.

Mi verdad anterior ya no es verdad. Ahora sé que, aunque pueden pasar muchos años, sólo encontraré respuestas a la verdad que ahora sí siento mía cuando encuentre tu pecho y repose en él, y nos demos calor mutuamente como nadie nos lo dará jamás.

Me levanto a trompicones. Voy al baño y el espejo me devuelve mi imagen. Parezco una sombra, un espectro, con un cansancio casi infinito marcado en mis ojeras. La cabeza aún me da vueltas y cierro los ojos por un instante. Sé que he de volver al mundo, pero ya no será el mundo que conocía. Y, con los párpados apretados, me abandono a una última ensoñación antes de asearme y tener que salir a encararme con lo que otros verán como fatalidad y que para mí es el comienzo de la alegría.

Por un momento, es como si me encontrara sumergido en un carnaval. Me he quitado el disfraz de payaso que he llevado tanto tiempo y no hay confeti. Vuelan en cambio, surrealistas, sobre los rostros enmascarados, miles de palomitas de maíz y brillan luces de colores que nos envuelven. Busco tu cabeza, tu rostro entre cientos. Quiero entrelazar mis dedos en los tuyos…. Pero no te encuentro. Aún no. Todo parece un decorado de cartón piedra made in Hollywood. Veo un arco iris, pero va desapareciendo conforme avanza por él Dorothy con sus zapatos rojos, cantando. ¿Estarás al otro lado?

Oigo un grito. Mi madre a punto de recriminarme.. Sé que mi aspecto es lamentable. Sin apenas prestarle atención, le digo lo que sé que antes o después habré de decir antes de que le llegue a través de extraños. Suelta otro grito, pero esta vez, los ojos desorbitados, es desgarrador no de enojo.

Sus gritos me han devuelto a la realidad y ahora echo de menos las horas pasadas en la oscuridad del dormitorio, reposo de la embriaguez en el que adivino que bullían palabras -no pronunciadas quizás en voz alta- sólo para ti que, invisiblemente, sentado al borde de mi cama velaste mi intranquilo y a la vez plácido sopor.

Un remolino de una pasión antes desconocida arrebola mis mejillas y hace palpitar mi cuerpo a más de un centenar de pulsaciones por minuto. Al segundo grito materno han aparecido otros, pero no veo ya a nadie. Sólo pienso en cada palabra suspirada la noche anterior; cada deseo silencioso que tardará en realizarse; cada beso, recomido en mi imaginación sin consciencia; cada abrazo inconcluso…

Sé ya que soy diferente. Nada me importan las miradas, sean atónitas, desagradables o embobadas, de quienes me rodean. Como la sangre agolpada en mis sienes, tu imagen está en mi interior y me dice que no pronuncie otros nombres porque sólo existe el tuyo. Tu nombre ya es un estigma en mi lengua y he pasado a ser un chico malo de casa bien.

Ahora he sido yo el que ha lanzado un grito contundente para rebasar el círculo que, entre morboso, indignado y hasta compasivo, trata de engullirme. Y escapo a la claridad de lo que ellos considerarán desolación y que para mí es el comienzo de la felicidad.

He destrozado la fingida magia de sus principios deformantes. Y mientras que ellos me verán como a un triste hombre alejándose de sus obsoletos principios, yo siento la satisfacción de ser por primera vez yo mismo, obstinado ya en salirte al encuentro sin prisa, convencido de que te encontraré, y renunciando de una vez a las falsas quimeras tantos años creídas a ciegas. Esa obstinación sé que me cerrará muchos de los corazones de quienes me han querido hasta ese momento, pero yo ya soy libre para encontrar un día el tuyo, enamorado de ti que todavía no eres, para hacerte sentir desde el primer minuto junto a ti que no habrá nadie tan especial como tú.

Mientra tanto, todavía tengo tiempo suficiente para ir madurando y ser para ti como nunca lo fue ni lo será ningún otro… y sabremos reconocernos entre toda esta multitud que finge ignorarnos porque no nos sumamos a su dinámica adocenada y devastadora, pero que en su fuero interno no dejarán de envidiar nuestra felicidad.”

(Murcia, 1977)

© P.F.Roldán

La Oreja de Van Gogh:Apareces Tú

8 de noviembre de 2008

cerrado por vacaciones forzosas...



De repente, problemas con mi equipo informático me van a tener una temporada desconectado de este ordenador, así que descansaréis un poco de mí verborrea aquellos que me leéis en este blog, que no hay poco escrito por otra parte, y yo aprovecharé para aumentar mi álbum de fotografías por un lado, escribir como un poseso, y dibujar para preparar una exposición que tengo prevista en unos meses.

Pero si algo me molesta es perder la comunicación en este lapsus forzoso con todos los que converso, ya que pasaré este tiempo a depender de un cibercafé, que me pillan todos en la quinta porra, o cuando vaya a invadirle el portátil a mi hermana, lo que no será a diario.

Para cuantos tenéis mi teléfono no supondrá ningún problema. Para quien está fuera de España será más incordio coincidir, pero aunque sea a través del correo electrónico no pienso abandonaros así como así. Algún mail que otro os llegará, que me cuesta callarme hasta debajo del agua. Siempre hay cosas que contar, aunque no sea con la inmediatez del messenger, así que no os libraréis de mí tan fácilmente. (Se me ha puesto un cierto rictus perverso en los labios.)

Espero que pronto esté solucionado todo, pero ya se sabe como son estas cosas. De todas formas, nunca se deja de lado a los amigos, así que seguimos en contacto aunque sea de otras formas. Lo mismo es una semana, que dos, que id a saber, pero seguiréis teniendo noticias mías.

¡Un fuerte abrazo a todos!

© P.F.Roldán

Santiago Auserón:No Se Ría