23 de noviembre de 2008

el tiempo pasa... el tiempo sigue...



Esta tarde me ha dado por escuchar música tranquila mientras no paro de escribir o de dibujar, pasando de esta mesa a la otra.

Escucho sobre todo aquellas baladas que en otro tiempo me habrían llenado de melancolía, pero que ahora me relajan y hasta me inspiran.

Cada minuto que se va es el predecesor del que viene. El tiempo no pasa en vano y la vida nos va transformando hasta tal extremo que, aunque a veces podamos evocar viejos recuerdos, cómo percibimos cuántas de aquellas cosas quedaron atrás y se quedaron alojadas en la memoria sin que hoy puedan ya ejercer apenas ninguna influencia sobre uno porque, aun siendo ya parte de nuestro inseparable equipaje, las fuimos sobrepasando con la edad. Cumplieron su misión y quedaron guardadas con las que les sucedieron sin que nunca hayan sido un lastre para las que han de seguir viniendo.

Cada una, todas ellas, me fueron mostrando el camino al hoy y para el mañana; fueron maestras y compañeras pero a la vez pasaron a formar parte de mi yo más íntimo y, sin olvidarlas por completo, les agradezco cuanto han hecho por y en mí, formando parte del que cada día va intentando superar cada etapa de la vida… tal vez muy extensa ya y al mismo tiempo cada día un poco más corta, sin que esto me afecte para nada. Es el ciclo vital que, inevitable, se cumple en cada ser humano.

Infinitos recuerdos de infancia, cuando vivir era un juego y una aventura sin consciencia del futuro; de adolescencia, despertando a experiencias nuevas a veces felices, a veces con el dolor de la inexperiencia; de los primeros años del adulto que se formaba para ser hombre…

Si el tiempo pasado nunca regresa, hay un tiempo por venir que nos seguirá dando cosas por las que reír o llorar, pero siempre lleno de esperanza porque si bien aquel que se fue se pudo llevar con él muchas cosas, nos dejó también otras; y entre ellas la de poder seguir conservando la mirada del niño que fuimos para continuar sorprendiéndonos por la vida cada nuevo día.

Y el día que sienta que he perdido esa mirada sabré que ya ha llegado la hora en la que habré empezado a morir… aunque mi cuerpo siga viviendo…

© P.F.Roldán

Serrat:Barquito de papel

No hay comentarios: