20 de noviembre de 2008

¡tierra a la vista!



Como Rodrigo de Triana, desde la Pinta en 1492, con su grito esperanzador tras casi dos meses y medio de navegación en el piélago atlántico y casi tomada ya la decisión de no seguir adelante, así me siento. Alborozado, con la única diferencia de que nunca hice planes de dar marcha atrás en la continua aventura del vivir.

Todo llega cuando no reniegas de la esperanza. Mil cosas, por no decir muchas más, nos quedan por descubrir y sólo el que se desespera y se rinde antes de tiempo nunca tendrá el inmenso gozo de verlas convertidas en realidad.

Puede que al primer vistazo esa tierra nos parezca sólo un árido y desértico islote, pero siempre es el preludio que nos anuncia la existencia de tierra firme y hay que proseguir hacia delante para encontrar lo que nos aguarda, lo que lleva años esperando nuestra arribada.

Si Colón y quienes le asesoraban dos días antes de ese grito hubieran virado, como llegaron a pensar, hacia el punto de partida, habrían perdido la gran oportunidad de desembarcar en un nuevo mundo… por eso no hay que escuchar a esas voces que se las dan de avezadas y que de lo único que entienden es de tirar la toalla por vete a saber qué estúpidos e incomprensibles prejuicios, más propios de agoreros. Incluso cabe pensar en el que en su interior desea que se fracase, bien sea por envidia, bien porque espera su oportunidad de ganarse más tarde la gloria para él solo… que de todo hay en la viña del Señor, aunque estos sean los menos.

He avistado tierra firme. No sé qué encontraré en ella, aunque ya haya encontrado motivos para alegrarme de haberla hollado, porque dejo que la vida me sorprenda sin perder nunca la confianza en que merecía la pena esa travesía del desierto.

Metafóricamente, he pasado hambre y sed, amén de otras penurias, pero una voz me decía que continuara, que no perdiera la fe. Y esa fe hoy está siendo recompensada.

Así es en cada acción que emprendemos. La constancia siempre tiene su premio porque de una u otra manera nos habrá enseñado algo nuevo, que si nos era desconocido es porque nunca fuimos a buscarlo.

La mayoría de las veces no se trata de ganar una fama cargada de falsos oropeles, sino la lección que aprendamos de haber sido tan valientes como para no asustarnos de cuantas dificultades u obstáculos nos pintaron o nos salieron al paso, no renunciando nunca a nuestro sueño.

Siempre adelante, que como decía Paul Élouard: "Hay otros mundos..., pero están en éste" y hay que salir a buscarlos porque no van a venir ellos hasta nosotros.

© P.F.Roldán

Israel Kamakawiwo Ole:Somewhere Over the Rainbow

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