29 de noviembre de 2008

ya sin paños calientes



Esto es como un epílogo a los textos sobre el estoicismo y los límites de la paciencia.

Uno a veces se equivoca al pensar que a la gente, a “esa gente”, le queda un mínimo de dignidad para comprender que no quieres nada con ellos cuando les cortas el teléfono seis veces en diez minutos escasos; cuando ya los eliminaste de tu messenger y de tu vida.

Este individuo no es así. Es un obseso que debió de perder la cabeza en cualquier parte, un enfermo mental con manía persecutoria, porque al ver que no le daba cancha se dedicó a mandar sms, hay veintiuno contados en menos de hora y cuarto, uno tras otro, a cual más insultante e incluso gravemente amenazadores. Tanto que tuve que llamar al 091 y presentar una denuncia por esas amenazas y por el acoso continuo que hizo durante horas… y que ya venía de dos días atrás, sin que le diera mayor importancia, pero ayer fue la traca final al ver que no se salía con la suya.

Con todo lo que ya conté anteriormente, y lo que por respeto me callé, quedaba bien claro que es una persona indeseable, egocéntrica, insegura, acomplejada, cargante, exigente con los demás; de esas que no saben asumir que les dices que NO y te persiguen sin tregua porque no les entra en su desvarío que quieras huir de ellos como de la peste. Se creen divinos y que los demás hemos de ser planetas alrededor de su ego.

Y hoy ya no me callo, ni por respeto, porque no lo merece un tipo así. Se acabaron con él los paños calientes.

Si ya te enteras de que ese tío es un ladrón que ha desfalcado varios miles de euros de la cuenta corriente de su propia madre, al poco de que ésta enviudara hace unos meses; si encima te desmiente lo que muchos te cuentan de que es un puto o chapero para costearse las pijadas a las que no tiene acceso con la miseria que le saca mensualmente a la familia, que no puede ni pagarse el alquiler, pero acabas encontrando a los que te lo confirman con pruebas; si encima sabes que de licenciado en geografía tiene lo que yo de astronauta; si sólo te persigue para ser el centro de tu propio universo, tratándote como a una mierda porque sólo cuentan él y sus cosas… Más motivos aún para haberle eliminado del todo. Y ya el redoble de tambores llega anoche, en mitad de la persecución, cuando dice que se viene desde Murcia a mi casa, 40 kilómetros, muy cabreado y que no sabe lo que será capaz de hacerme si no le doy explicaciones satisfactorias… ¿Qué es el concepto de satisfactorio para una cabeza extraviada? Vamos que los pobres enfermos mentales a su lado están más que cuerdos.

Con su cuerpo puede hacer lo que guste. Nunca he pedido ni pediré explicaciones, ni me asombro ni me hago cuces con nada. Cada uno es libre de hacer lo que le dé la gana con él, hasta de ponerlo en venta, si quiere, para ganarse la vida fácilmente ya que lo de trabajar, según sus palabras, no es lo suyo. Pero lo que no consiento es que entre en mi vida privada como un elefante en una cacharrería un niño tonto e infeliz, incapaz de comprender en su hueca cabeza que cuando has decidido tomar el camino del distanciamiento es porque hay sobradas razones.

Para qué repetir aquí sus improperios si sólo es el triste autorretrato de su propia vida lo que suelta por esa lengua viperina. Sus complejos, carencias, envidias, inseguridades,…

Entre tantas miles de personas, me tenía que tocar a mí dar con el esquizofrénico de turno, que se sabe vender muy bien, rogándote que le ayudes, que tú puedes aportarle luz a su caótica vida… y uno como un tonto cae en la trampa. Pero luego también te enteras de que no eres el único. De que esto mismo lo ha hecho y lo sigue haciendo con decenas de personas.

Quería mis predicciones, creyente de mi sexto sentido, y las tuvo. Quería saber como resolver sus problemas y le di soluciones. Pero nada fue de su agrado porque no era lo que quería oír. Pues aún me faltaba un último augurio y no soy yo el que lo lanza como si fuera mi venganza, sino él mismo como consecuencia de sus actitudes.

Con su rencor y su odio se ha quedado desprotegido de todo bien que hubiera podido llegarle. Es como si hubiera cerrado las puertas al cambio favorable de sus circunstancias actuales y la vida le devolverá cada maldad de su corazón con un pedazo de infierno, hundiéndolo más en sus miserias hasta que encuentre una chispa de bondad en su interior para volver a salir a flote. Porque el infierno no es ese lugar de llamas eternas, sino que está aquí, en la tierra, y es la consecuencia de cada una de nuestras acciones.

No me da lástima ninguna. Él supo el camino a tomar pero se ha negado a seguirlo. Es su libertad para escoger y ha escogido. A partir de ahora que no se extrañe si todo le va de mal en peor, si es que ya le podía ir aún más pésimamente, porque va a recoger lo que está sembrando. Es ley de vida.

Mi conciencia está tranquila. Sé que hice, tanto antes como después, lo correcto. Mi ánimo hoy también está sereno, aunque no le deseo a nadie la desazón, y he de reconocer que hasta miedo por su imprevisibilidad, que anoche me generó tanta estúpida e infantil rabia por su parte cuando en sus circunstancias cualquiera rogaría que la tierra se lo tragara. Sobre todo por lo que le ha hecho a su madre. Es cuestión de vergüenza y dignidad… pero cuando no se tienen ni se conocen…

No cabe en cabeza humana que un individuo que, en apariencia –por lo visto sólo en apariencia-, parece un tipo corriente y hasta agradable sea capaz de guardar dentro de sí tanta descerebrada maldad.

© P.F.Roldán

Fangoria:Hombres

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