20 de noviembre de 2008

la sinrazón de quienes no aceptan un NO


Hay quien se empeña en no dejar vivir porque no sabe vivir su propia vida y te bombardea a mensajes o llamadas para sembrar cizaña, incapaces de aceptar que su pasado y su presente son tan calamitosos que han hecho de la venganza su única arma para seguir respirando, estando como muertos en vida. Y, como no son capaces de vivir su realidad y asumir los acontecimientos que le han llevado a donde están, su único afán maniaco depresivo es impedir que los demás vivan tranquilos, alimentándose del rencor y de la irresponsable actitud de querer insistentemente hacerte cómplice a toda costa de sus neuras.

A mí, personalmente, no me desquician ni me afectan porque tengo las ideas muy claras, y por tanto no entro en su juego de mono neuronales. Sólo me resultan molestos, como lo sería una mosca cojonera, cuando no paran de enviarte mensajes tratando de involucrarte por todos los medios en sus neuróticas obsesiones.

Suelen ser individuos enfermizos que nunca podrán aceptar que otros puedan llegar a ser felices sin ellos y tratan de envenenar con todo su odio cualquier intento de que quien amaron, si es que de verdad le amaron con un amor sano y desprendido, rehaga su vida sin ellos.

Acosan, maltratan psicológicamente, amenazan hasta extremos inconcebibles y hasta susceptibles de que se les presente una denuncia; llegan a descubrir con malas artes quien puede ser quien ocupa ahora su lugar en el corazón del otro y, con la falsa excusa de aleccionarlos y prevenirles, desfogándose humillando a quien estuvo con ellos, entonces empiezan a acosar a éste también a ver si lo alejan, porque les puede más la sinrazón de sus deseos que los de los demás. Y al no respetar el de los otros no son conscientes de que están perdiendo su dignidad cada día más.

Vive y deja vivir. Su eternidad, esa eternidad que vivió con quien le ha dejado, ya se acabó porque duró lo que tenía que durar, así que debiera intentar empezar de nuevo a ver las cosas con otros ojos y hacia el futuro, que agua pasada no mueve molino.

Que no se empecinen en hacer daño a quien ya no quiere ni puede quererle: primero porque así lo ha decidido, le guste o no y quiera o no quiera el que ha sido abandonado, y segundo porque a cada paso que da para dañarle lo aleja más de si y peor se enfrenta con su propia existencia, limitándola, empobreciéndola, alimentándola de inquina y sed de hacer mal por despecho.

No cejo en decirlo: el amor es cosa de dos. Cuando tratamos de imponer el nuestro a otra persona contra su voluntad, la ofendemos al perderle el respeto y nos humillamos a la vez, empezando con lisonjas y chantajes emocionales para terminar soltando sapos y culebras por la boca. ¿Es ésa la vida que quiere llevar de ahora en adelante? ¿Seguir persiguiendo a quien le gritó "fuera de mi vida" y si no vuelve al redil machacarlo hasta el infinito? ¡Qué tristeza de vida entonces!

Me arrepiento de haberles descubierto a ciertos individuos -antes de conocer sus intenciones- que que existen los blogs y que no sepan darles un uso correcto, porque en vez de ver en este caso, leyéndolo, todo lo que trato de expresar para que la vida sea una vida en paz con uno mismo, la búsqueda de la serenidad interior, lo deforman viendo que un blogspot puede ser el arma perfecta para hacer daño y afrentar al que ya no le quiere ante el resto del mundo. ¿Realmente encontrará satisfacción en esa venganza sólo porque hay alguien que ya no quiere nada con él? ¿No será capaz de ver que el que se pone en evidencia ante los demás es él mismo? Ya se dice aquello de que “quien escupe para arriba encima le cae”. No sólo alejará a la gente que pueda tener interés en conocerle al ver con qué clase de individuo lleno de rabia y con unos sentimientos enfermizamente obsesivos se enfrentan, sino que para otros será el hazmerreír porque, por mucho que quiera vejar a quien ya no le acepta en su corazón, puede que le vean más como a un triste hombre incapaz de asumir la realidad, hasta el punto de haber maquinado una vendetta rayana en lo tragicómico y sin sentido. ¿O lo tiene quedarse anclado en un pasado que nunca volverá, exponiendo sus miserias al mundo? ¿Tanto vale su orgullo herido que no le da valor a su dignidad para comenzar a vivir de nuevo lo que la vida le haya de traer? Quizás ni despierte siquiera pena, sino el que los demás le rehúyan, y todo lo que intente y haga se revolverá contra si mismo porque la vida nos devuelve cada cosa con la misma moneda. Nada queda impune porque el destino es sabio e implacable.

El resentimiento sólo engendra odio, y el primero que acabará odiándose será él mismo si algún día llega a comprender hasta dónde le ha conducido la sinrazón que alienta con más furia cada día que pasa contra quien ya no quiere amarle sin haberse preguntado jamás que fue lo que les condujo a esa separación y hasta qué punto tuvo su parte de responsabilidad.

Él sabrá como desea vivir. Si mirando el tiempo que le queda por delante con sosiego y esperanza en un futuro que le devuelva la alegría perdida o prefiere que ese tiempo se quede detenido en imposibles que le amargarán por el resto de tus días, en una eterna noche de pesadillas y pesadumbres en la que cada cuchillada que aseste le herirá a él más que a nadie.

El tiempo no se detiene jamás. Somos nosotros quienes detenemos nuestra vida cuando nos negamos a vivirla tal y como es.

© P.F.Roldán

Valeria Lynch:Fuera de mi vida

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