26 de febrero de 2009

"la llamada"


Miércoles de ceniza.
Como todos los años desde ni se sabe, esta noche, a las 20.30 en punto, y desde el balcón principal del Palacio Consistorial, se ha dado el pistoletazo de salida en el primer día de Cuaresma para anunciar a toda Cartagena que tendremos procesiones de Semana Santa en lo que es “La Llamada”.

Si bien es un acto simbólico, porque desde antes de la Guerra Civil nunca se han suspendido las procesiones, no es menos cierto que hubo años en los que las dificultades económicas de la posguerra primero, y luego –años más tarde- la mala situación financiera que atravesaron las Cofradías, que indujo a recolectar donativos entre los ciudadanos, incluso con programas especiales a través de la llamada Radio Juventud, la emisora local del Movimiento, el dinero que aquellas no tenían para sacarlas dignamente. Gracias a la generosidad de los cartageneros -que no es que nadáramos en la abundancia, pero jamás le ha dado la espalda a algo tan suyo- nunca llegaron a interrumpirse los desfiles pasionarios, yendo sus cuentas mucho mejor y, en consecuencia, su patrimonio desde entonces a más, que por fin aprendieron la Cofradías a autogestionarse, hasta haber conseguido hace tres años la declaración de Interés Turístico Internacional; algo a todas luces impensable en aquellos tiempos de penurias, y pese a nuestra peculiar manera de haberlas entendido desde siempre, que hasta tenemos nuestro propio lenguaje, porque aquí no hay cofrades sino procesionistas, ni costaleros sino portapasos; pero no se les dice pasos, sino tronos; y los “simpecado” andaluces aquí son estandartes y el que los lleva recibe el nombre de sudarista; las luminarias de los penitentes –aquí capirotes- se llaman hachotes y a los soldados romanos les apodamos “judíos”…. Y así muchas cosas más.

El acto es muy breve pero congrega en la plaza a cientos de personas –y a pesar de que haya partido de la Champions en la tele-, que en otros lugares seguro que las calles estaban vacías a esas horas... Es que somos muy “nuestros” para algunas de nuestras cosas, de tan arraigadas, y es que son ya cuatro siglos largos de tradición semana santera.

Las cuatro Cofradías, terminados sus Cabildos particulares, que empezaron una hora antes, se aúnan en la calle del Aire y, al son de las marchas de “granaderos” y el tronar de cohetes, se dirigen hacia el Palacio Consistorial, para anunciar su decisión a la alcaldía de que saldrán dentro de 37 días; que es otras de las cosas particulares que tenemos. Ya al jueves anterior al Domingo de Ramos sale de madrugada la primera procesión, que resulta ser la primera de cuantas se celebran en España, en la vigilia del Viernes de Dolores, celebración de día de la Virgen de la Caridad, nuestra co-patrona.

En La Llamada, que no dura más de veinte minutos, la primera autoridad municipal, tras los discursos de rigor pero breves –que es de agradecer en una fresca noche de febrero-, hace entrega a la Junta de Cofradías del cheque simbólico con el que el Ayuntamiento colabora al evento. Y digo simbólico por ser suave, porque darles 226.000 euros después de haberse gastado 740.000 en una horrorosa estatua callejera, no deja de sonar más que a cutre, sobre todo teniendo en cuenta que, además de ese atractivo turístico que pueda tener, Cartagena vive su Semana Santa como su fiesta mayor, que ni carnavales, ni nada de nada. No hay celebración aquí que tenga tanta participación, tanto dentro de las Cofradías como en la calle.

Dado el cheque de marras, que ha sido congelado hoy a la misma cantidad del año pasado escudándose en la crisis -que para los ediles sólo la hay para lo que les conviene- se lanza el emblemático grito de La Llamada: “¡Hay procesiones! ¡Música y a la calle!”. Suena el Himno de Cartagena y la alcaldesa, en compañía de los cuatro Hermanos Mayores, de la banda de música y de la mayoría del público congregado, toman camino por la calle Mayor hacia la Iglesia de la Caridad para hacerle una ofrenda a ésta y darle las gracias porque un año más tendremos procesiones.

¿Charanga y pandereta, que dirán algunos? Puede, pero lo que es cierto es que la mayoría de las gentes de esta ciudad, creyentes y no creyentes, viven desde hoy y hasta el Domingo de Resurrección algo que uno no sabe si es fervor para unos y fiesta para otros, pero indudablemente, sea lo que sea, con auténtico apasionamiento. Tanto que la Semana Santa es la excusa de muchos cartageneros ausentes para reencontrarse con los suyos, en vez de irse a Bali, porque a la vez toman parte en alguna Agrupación de las Cofradías.

¡Qué idiosincrasia la nuestra!... y ya contaré algún que otro por qué.

© P.F.Roldán

(el video que he encontrado en Youtube es bastante de andar por casa, pero da una idea de lo que es "la llamada")

Semana Santa Cartagena 2008:La Llamada

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