29 de diciembre de 2008

cuando los foros se convierten en letrinas



foro:3. m. Reunión para discutir asuntos de interés actual ante un auditorio que a veces interviene en la discusión.(DRAE)

Hace más de cuatro años que participo en los Foros de la edición digital del diario La Verdad, en la sección Cartagena, cosas de la ciudad, con mis nicks habituales de CTgenero o cruella, que uno no tiene empacho en desvelar su identidad y no agazaparse en anonimatos, como allí he dejado patente en más de una ocasión. Pero en muchos meses ya no escribía ningún post porque esos foros habían perdido su verdadero significado para convertirse desde hace tiempo en un vertedero de insultos y paranoias, fruto de ese mismo anonimato que da un nick a ciertos individuos nacidos sólo para provocar, intoxicar y calumniar, y que en muchas ocasiones no dudan en replicarse a sí mismos con otra identidad cuando no se les contesta para caldear aún más el mal ambiente, llegando a multiplicarse bajo el amparo de múltiples alias para seguir echando leña al fuego, con descalificaciones y manipulaciones interesadas, apaleándonos en nuestra propia casa y, por supuesto, consiguiendo que algunos, ofendidos, les entren al trapo que es lo que pretenden para seguir refocilándose en su basura mental.

Cuando se trata de exponer temas de interés general para la propia ciudad, que para algo la sección se llama como se llama, no han faltado voces foráneas atacando ferozmente a los que hablábamos de las cosas de aquí: de nuestras aspiraciones, carencias en infraestructuras, mala gestión política en inversiones municipales, el sentimiento cartagenerista ante la desidia casi completa y el centralismo feroz del gobierno regional…, convirtiendo los temas abiertos en un lugar en el que nombrar hasta a las madres ante la falta de argumentos para rebatir las opiniones que no eran de su agrado, o para tachar de “rojos” con los adjetivos más peyorativos imaginables a cuantos no estaban ni están de acuerdo con la forma de actuar de la alcaldesa o el presidente regional, ambos del PP, como si querer lo mejor para esta ciudad fuera cosa de siglas o de colores y no de personas.

Hace cosa de un año, más o menos, La Verdad –en un impulso, más pacato que objetivo, de frenar los insultos- creó un diccionario propio de palabras prohibidas, tan surrealista y aberrante que no conseguía nada positivo y por el contrario era risible por patético.
Por ejemplo, se prohibieron –entre otras- las palabras “puta” o “culo”, pero ¿qué pasaba? No se podía escribir palabras que las contuvieran. Así quedaban excluidas otras como diputado, reputar, disputa, ósculo, oráculo, etc… todas por contener en su grafía esos términos prohibidos. Y pronto surgió la picardía: para escribir una de éstas había que recurrir a los guiones que separan las sílabas de ese vocabulario vetado (dipu-tado), siendo de lo más necia, pues, esa solución adoptada por el periódico; y es que, por la misma regla de tres, la gente se seguía insultando intercalando el guión de marras, con lo que no se conseguía el efecto deseado. No era pues extraño leer “ma-ri-co-nes de mier-da””, “tu pu-ta madre”, y otros soeces e inapropiados etcéteras que nada tenían que ver con el objetivo de las discusiones abiertas.

¿Dónde empieza y dónde acaba la libertad de los internautas? Si nunca he sido partidario de censuras sobre las ideas, cuando éstas ya no son opiniones –que se puede disentir, cómo no, pero desde el respeto- sino un flagrante delito contra el honor de la personas en particular y de los ciudadanos en general, sí creo que es plausible un cierto control fiscalizador, que, sin vetarlos de antemano, modere los contenidos de los mensajes para que las respuestas a los asuntos expuestos se atengan a los mismos y no se ofenda grave y gratuitamente a nadie por pensar diferente.

Desde la segunda quincena de este mes, La Verdad, con más cordura, ha aplicado un sistema de registro de nick (que ya existía sólo para los que quisieran usar siempre un mismo seudónimo, sin que nadie lo pudiera suplantar y usarlo malintencionadamente) y un control de las IP para prevenir disuasivamente esos post vejatorios, que muchas veces podrían tener hasta la consideración de delito punible por la ley. Se pueden publicar todos los mensajes como antes, pero previo registro sin excepciones del nick, y asumiendo la responsabilidad de sus contenidos.

Esto ha causado un notable descenso de la participación, pero curiosa y precisamente en el sector de los que escribían de forma denigrante, que imagino que ya saben que no pueden hacerlo con esa impunidad del anonimato desde el que generaban continuos enfrentamientos con difamaciones y calumnias, enredando con embustes e insultos a cajas destempladas y consiguiendo que muchas charlas cambiaran hacia otros derroteros, que nada tenían que ver con el tema propuesto al principio, cargándoselas con toda premeditación.

Pero lo que aún resulta más curioso con este nuevo sistema -que recoge cifras desde que se reabrieron los foros- es comprobar que mientras que el de Cartagena tiene 5.339 temas abiertos con 45.201 mensajes, el foro de Murcia tiene 2.239 temas y sólo 11.762 mensajes. Y una de dos; o las gentes de Murcia ciudad son menos participativas, o los esfuerzos de algunos de allá se concentran en atacar a las de Cartagena; algo que sí hemos podido constatar todos los foreros de aquí en estos años. Los datos hablan por sí solos. ¿O los foreros de una ciudad que nos duplica en población tienen menos cosas que decir sobre ella? O les va excesivamente bien o es totalmente ilógico.

Esos ataques viscerales de algunos contra las cosas de Cartagena, que suponemos que provienen de unos pocos pero que se auto multiplican -como la Hidra de Lerna sus cabezas-, sólo merecen una respuesta quijotesca: “¿Ladran? Eso es señal de que caminamos”. Pero hay por esta ciudad a quien le hierve la sangre y, no pudiéndose contener, se sale de sus casillas y se pone a la misma altura que los otros, que ladinamente dan la vuelta a la tortilla y, haciéndose las víctimas o entre carcajadas despectivas, acusan después de radicalismo a quienes les responden.

Lo obvio es que se puede opinar diferente desde el respeto mutuo y nunca desde el insulto. Ahora, los que insultaban hasta extremos inaceptables, como si los foros fueran la letrina de todos sus complejos, frustraciones y fobias, dejan de escribir... y es que, aunque sepan que pueden seguir haciéndolo como antes, ¿les puede la cobardía porque saben también que lo harán, pero sin la impunidad que tenían antes si ahora se sobrepasaran?

La Verdad ha tenido el acierto de no empezar esta nueva etapa de sus Foros desde cero; así que se puede contrastar el antes y el después al conservar esos cuarenta y cinco mil y pico mensajes. Toda una antología.
http://foros.laverdad.es/cartagena-cosas-ciudad-f23.html

© P.F.Roldán

Astrud:todo nos parece una mierda

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