El calendario no deja de ser un gran invento para crear la ilusión de que, con el cambio de año, podremos llenarnos de buenos propósitos y deseos de una vida mejor cuando, dentro de unas horas, suenen las doce campanadas a medianoche.
No está mal que después de 364 días, cada Nochevieja nos incentive para que muchos ansiemos cambios o mejoras; para mandarnos infinidad de mensajes los unos a los otros, incluso a quienes tenemos algo olvidados el resto del año, en los que las palabras prosperidad y felicidad serán las más recurrentes. Resulta hasta casi perfecto que por unas horas rebosemos optimismo y buenas intenciones para todo el mundo; que la gran mayoría nos olvidemos por un rato de las guerras y hambrunas que asolan el planeta; que la crisis global lleva meses haciendo toc toc en nuestra puerta; que no soportamos a la cuñada o al yerno;… Por unas horas todos seremos más buenos, pero no nos llevemos a engaño: no habrá vida nueva por ser Año Nuevo. Tenemos una vida que se hace a sí misma cada día, independientemente de estos días de “amor y paz”, y las heridas de ayer no habrán cicatrizado mañana, y ganaremos sonrisas y otros las perderán. La vida fluye independientemente de los deseos, a su sabio ritmo, ajena a festejos y calendarios.
Mañana será el día festivo de transición –unos dormirán la resaca de esta noche, otros se plantearán objetivos que durarán unos días, tal vez unas semanas…- pero el día 2 de enero será como el 30 de diciembre, porque la vida sigue su curso.
Las buenas intenciones son cosas del día a día; del constante crecimiento personal; de tener un espíritu solidario durante cada día de nuestras vidas; de librar la batalla diaria para construir un mundo mejor…
Pero no dejemos del todo a un lado la tradición de desearnos lo mejor en una noche como ésta y que la buena voluntad sea la reina por un día para muchos.
Así que, desde aquí, Feliz 2009… deseando que alguien lleve a buen término sus propósitos y logre hacer de este mundo un lugar mejor, aunque sólo sea en su entorno y consigo mismo… que ya es mucho.
© P.F.Roldán
Vetusta Morla:Año nuevo
31 de diciembre de 2008
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