3 de noviembre de 2008

autorretrato en distancias cortas


“io sono quel che sono e valgo ciò che valgo…” Escucho a Mina y sé que nunca seremos imparciales a la hora de autorretratarnos, aunque sí pueda estar seguro de que valgo lo que valgo… pero eso, más que yo, lo dice la mirada de otro y cómo percibo que se siente a mi lado.

Cuando tu mirada se ancla en la mía es cuando me veo tal cual soy. Tus caricias, tu forma de abrazarte a mí y de sonreírme, en un silencio apenas roto por leves espasmos de una alegría a la que le cuesta contenerse, la suave ternura que, al unísono, despliegas en cada centímetro de mi piel y en mi intangible corazón, ése que no es el músculo que late sino el del sentimiento… Ahí no sólo me encuentro contigo, sino conmigo mismo. Tu realidad hace más auténtica y real la mía porque se nutre de tu felicidad y se da a ti para que seas feliz en una entrega recíproca.

Los demás pueden llevarse un retrato mío, casi un sencillo prêt-à-porter; haciéndose una somera idea de quien soy más o menos, mejor o peor según el cristal con el que me miren, y tal y como me muestro al mundo. Pero yo sólo puedo sentirme yo mismo sino en tus ojos.

Si mil veces me autorretratara mirándome en un espejo o reflejándome en mil diferentes cristales, ninguno sería tan fidedigno como el que tú me transmites cuando nuestras pupilas se encuentran las unas a las otras en medio de abrazos interminables. En esos momentos, a la vez que aprendo a saber quién eres, sé inequívocamente que soy el que soy… y no me desenredaría nunca de tus brazos para seguir siendo, abandonado en ti mientras tú te abandonas en mí, encontrándonos mutuamente en ese espacio sólo nuestro.

No he pensado en ningún momento en describirme ahora aquí. Sabiéndome bastante transparente en cuanto escribo, como reflejo del que soy, sigo pensando que nada hay tan subjetivo como las definiciones sobre uno mismo. Nuestra verdad más recóndita sólo la puede encontrar quien nos contempla más allá de nuestra superficie, incluso de nuestras palabras, por muy sinceras o sentidas que éstas sean.

Sólo aquél que descifra nuestra mirada, desnuda ante la suya, sabe interpretar sin ninguna duda y en su plenitud lo que en ella emana de nuestro interior y la sinceridad que albergamos en él.

Nunca he podido tener fe en quien esquiva mirarme directamente a los ojos, pero los tuyos siempre están en los míos. Por eso nunca te preguntes por qué creo en ti…

© P.F.Roldán

Mina:io sono quel che sono

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