A veces se escribe de sentimientos deseados, aunque no sean reales. De lo que quisiéramos sentir hacia alguien y que ese alguien lo hiciera recíproco… si existiera. Y te explayas pensando en que nunca se llegará a distinguir cuando son ciertos y cuando sólo un deseo.
Porque también se escribe de lo real, pero, sin embargo, eso puede parecer en ocasiones más inverosímil que lo que la imaginación o los deseos inspiran. Y es que, como reza el dicho, "nada es verdad, nada es mentira..."
A fin de cuentas, todo sale de la misma cazuela en la que hierven juntos. Sólo se trata, pues, de compartirlo y que cada cual lo interprete según su mirada.
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