13 de septiembre de 2008

¿sequía?


Hay días en los que se está en blanco. Sin saber muy bien a qué se debe, porque siempre hay cosas que decir o contar, no sale nada, aunque se pase uno horas delante del ordenador; y aunque se lleve el bloc y el bolígrafo a la cama… Este amanecer es uno de esos momentos.

En ocasiones pienso que más que sequía es que hay tanto amontonado dentro del cerebro que unas cosas no dejan salir a otras, bloqueándolo.

Tratas de buscar algo de inspiración; abres las carpetas de imágenes; los archivos de texto en los que se pierden, entre tantos documentos, algunas frases inconexas, pero que resultaron sugerentes como para retomarlas como punto de partida para desarrollar algún día una idea, una vivencia, un pensamiento, un sueño… Buscas en diversos sitios de internet. Tratas de recordar historias pasadas… Y nada. No sale nada.

En otras ocasiones pienso que más que sequía es que uno tiene la cabeza puesta en otras cosas, en alguien concreto las más de las veces, y no sabes o no te atreves a expresarte. O te desborda lo que sientes o no es algo para escribirlo, para que sea vox pópuli eso que estás pensando; algo que sólo debe quedar entre dos.

Recuerdo cuando hace poco menos de un par de años, un fin de semana, se me estropeó parte de la placa de este pc y tuve que echar mano del viejo para remediar lo que éste tenía escacharrado, aunque el otro era ya un trasto desechado, por lento y obsoleto, además de tener el ventilador sujeto con cinta aislante. Ni idea de lo que tendría que hacer para transferir archivos después, pero siempre me lanzo porque de perdidos al río. Qué lío de cables y que aparatosidad tener ese muerto por partida doble al lado, pero uno hizo las veces del otro y al final logré trabajar, que a ver quien te arregla una avería de ese calibre un domingo -casi tres semanas les llevó después el apaño- y la cabeza me bullía demasiado como para esperar hasta llevarlo a reparar.

No soy muy ducho en según que cosas, a pesar de que me maneje bien en bastantes, pero cómo se espabila ante lo perentorio de dar forma a lo que pugna por salir y ni el papel ni el boli te dan la agilidad del Word. Así que me puse manos a la obra, y un cable por aquí, el módem por allá y venga a reconectar cosas, y por la noche había terminado uno de mis más sentidos relatos que ya he publicado aquí: El despertar.
Y hoy, que el cacharro éste no me da problemas, me quedo más seco que la mojama porque no puedo decir lo que quisiera decir. Sólo sé que estaba plácidamente dormido; que soñaba; que de pronto, alrededor de las 6, me he despertado empapado en sudor; que, a pesar de venirme corriendo a escribir, no puedo recordar mi sueño, o sí, pero no sé cómo darle la forma adecuada aunque sepa quién estaba en él.

Ya no he podido pegar ojo otra vez, así que llevo dos horas de sequía absoluta. Bueno, o no tanto si lo resumo en dos palabras:

Estoy enamorado.

© P.F.Roldán

Loreena McKennitt:Santiago

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