16 de septiembre de 2008

pienso en ti


Cada día, en cada momento, estás en mis pensamientos. No hay mañana en la que, al despertar, no sea tu nombre la primera palabra que sale de mis labios. No hay noche en la que, al conciliar por fin el sueño, no sea tu imagen la última que me viene a la cabeza, quedándome dormido como un bendito entonces.

Eres mi paz, eres mi sosiego. Si supiera que no estás ahí -no lo concibo- mi vida se tornaría gris, por mucha alegría que mostrara mi sonrisa, porque desde que nuestros caminos se cruzaron todo tiene otro significado, que hasta el amanecer de cada día me parece diferente, aunque lo haga nublado, y esta luna llena que en una hora iluminará el cielo me parece más blanca que nunca, y sé que ambos la miramos al unísono aunque separados desde donde estamos. En la distancia, brilla para los dos, única.

¿No te llega como el eco el “te quiero” que le digo para que a su vez ella te lo transmita? Mi voz viaja hacia ti a la velocidad de la luz, esa luna mensajera.

Vengo de ver un anochecer, como otros muchos, sobre los tejados de la ciudad; pero me parece tan distinto a todos los que antes vi… porque anochece a la vez, tanto aquí como allí, al igual que cada día nos alumbra y nos da su vital calor el mismo sol.

Puede que entre tu cuerpo y el mío se interpongan ahora los kilómetros pero, además de muchos momentos de confianza, ternura y confidencias, compartimos ya también todas esas cosas qué inequívocamente son las mismas para los dos cada día.

Pienso en ti a todas horas.
Se me acelera de emoción la sangre, mis sienes latiendo a ciento cuatro pulsaciones por minuto, cuando mi imaginación echa a volar y te presiente cercano.
Cambiaré de hoja el calendario y el pulso se disparará de nuevo, soñando en el deseado encuentro, como echa a correr cuando miro tu rostro en las fotografías y leo cada palabra tuya mientras escucho a Loreena McKennit para aproximarte aún más a mi corazón.

No existen ya las noches oscuras del alma desde que estás en mi vida, sino esas otras, en las que sueño que veremos muchas lunas llenas y atardeceres espléndidos… Y algún día –otro de mis sueños para compartir contigo y si tú quisieras- desde la Alhambra, después de haber esquiado juntos en Sierra Nevada… y Granada, que es una de las ciudades que más amo y a la que siempre he viajado solo en muchas ocasiones, me verá por fin sonreír junto al que quiero querer hasta donde nos deje nuestro destino.

© P.F.Roldán

Loreena McKennitt:The Dark Night of the Soul

Lorenna McKennitt:Nights from the Alhambra

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