25 de agosto de 2008

un camino en común


Dice el Código de Circulación que una carretera tiene una dirección y dos sentidos

Dice mi corazón que el amor tiene dos direcciones y un solo sentido.

Las direcciones son las que van del uno al otro para que pueda existir el encuentro y la reciprocidad. El sentido, la finalidad por la que dos, una vez que se han encontrado, caminen juntos por esa carretera en cualquier dirección.

El amor es al principio como una calzada recién asfaltada, sin baches ni obstáculos, por la que se transcurre, si no deprisa, con seguridad y sin sobresaltos. Es la fase previa del proceso de enamoramiento en la que resulta fácil y plácido recorrerla… Pero el tiempo, que puede deteriorar hasta lo más perfecto, acaba agrietando el pavimento y surgen los primeros baches; se borran las líneas tan esmeradamente pintadas cuando se estrenó; incluso la montaña que circunvala ha podido desprender algunas piedras que hay que sortear…

Y ahí es donde el amor muestra su verdad. Cuando conocidos los defectos del otro, que es tan imperfecto en unas cosas como nosotros en otras; cuando parece que se nos está desdibujando, porque quizás atraviesa un mal momento… pero es cuando más nos necesita, aunque sea en silencio a su lado; cuando aparecen los primeros escollos, que nunca hubiéramos pensado en asumir en otras circunstancias… nos damos cuenta de que quien tenemos codo con codo no es la carretera, sino la persona que amamos y que con ella vamos a la par por ese camino al encuentro del mismo futuro en común y somos conscientes de que seguimos amándole y capaces de seguir adelante porque nada puede interponerse y sigue siendo más lo que une que lo que distancia.

Cuando le conocimos, él ya era así y lo aceptamos desde el primer día; tal como lo éramos también nosotros y él nos aceptó,… pese a lo edulcorado que nos hizo verlo todo el primer tramo de ilusiones y luego de apasionamiento, en el que nunca estamos predispuestos a ver lo negativo, e incluso también damos nuestra mejor imagen al otro...

Si hubo la oportunidad de que prendiera la chispa, sólo la falta de comunicación entre ambos podría tener como triste resultado que se apagara el fuego y entonces los caminos se bifurcarían en un presentido momento a causa de los largos y prolongados silencios. Porque dos que hablan sin recelo ni secretos, confiándose mutuamente sus estados de ánimo -sean tristes o alegres; ilusiones o desencantos-, no dan cabida a la duda ni a la rutina que son las que lo matan todo, paralizando la evolución –no sólo la de pareja, sino hasta la personal- en paralelo, haciendo que uno de los dos se quede rezagado tan atrás que ya ni podamos verle.

Y esa chispa se enciende cuando todo el sentimiento esté fundamentado en el respeto al otro y a su libertad; cuando, entregándose recíprocamente, no se tome posesión del otro hasta anularlo, sino renovando continuamente la pasión que nos despierte quien y como es; cuando con una sola mirada se sabe qué corre por su corazón en todo momento… Todo eso es complicidad y lo demás vendría, pues, como una feliz consecuencia.

En principio sólo hay que tener la osadía y el deseo de tomar por esa carretera… aunque no sepamos a dónde nos conducirá. El amor es siempre cosa de de dos y nuestro destino una decisión propia.

© P.F.Roldán

Marc Almond:Something's Gotten Hold Of My Heart

No hay comentarios: