23 de agosto de 2008

¿sólo tormentas de verano?


“Al mal tiempo, buena cara”, que todo es pasajero, se dice...

Y ojalá fuera así, y no me considero pesimista sino realista; es sólo que, a mi parecer, todo se fundamenta en el propio y voluntario esfuerzo para renacer de nuestras cenizas o, por el contrario, abandonarnos a la cobardía, o la impotencia, y quedarnos en el pozo oscuro de la eterna tormenta.

¿Cuántas mujeres han sido víctimas de la violencia de género por no ser capaces, debido a sus condicionantes, de rebelarse contra lo insoportable de sus vidas y han pagado con ella? Condicionantes socio-económicos, cuando no sentimentales o el pánico a la soledad aun sabiendo que se lo jugaban todo... hasta quitando denuncias contra sus agresores, puestas en un segundo de lucidez, pero el pánico a las consecuencias las hizo desistir de ir más lejos... y algunas ya no podrán ir a ninguna parte.

Muchos cuerpos y mentes tienen sus circunstancias, en ocasiones amañadas también en el inconsciente por sinsentidos a los que no es fácil parar los pies, y aunque resulten incomprensibles para los demás que tratan de abrirles los ojos y protegerlas muchas veces. Y, a pesar de que nuestra naturaleza no está hecha para el sufrimiento, sino para que tras la tempestad llegue la calma, resulta que no es así en según qué casos, y por desgracia, porque la moneda de cambio acaba resultando cara.

Cuesta mucho dar un portazo para empezar de nuevo. Cuando no se mete a los hijos de por medio, es una obsesión enfermiza con disfraz de amor. Y hay amores que matan, según el dicho.

¿Por qué es un ejercicio tan difícil y desesperante para algunas personas enfrentarse con la propia realidad sin ambages, aceptarla y transformarla desde dentro de sí mismas?

En estos años de voluntaria soledad he aprendido a quererme para poder querer mejor a quien se merezca mi amor. He huido, como de un mal dolor, de relaciones fortuitas que nada me aportarían ni a la corta, y menos a la larga; he hecho oídos sordos a muchos cantos de sirenas, que no eran más que artificios para atraparme sin ánimo de corresponder... De haberlos escuchado, podría haber corrido el riesgo de poner tan sólo parches a esa soledad y recaer, como en una gripe mal curada, en viejos tópicos que me dejaron cicatrices en la piel aunque hayan sanado las heridas del corazón; corriendo el riesgo, además, de volverme sordo y ciego para no ver ni oír a quien de verdad quisiera descubrirme para algo más que un sólo rato, dejándose descubrir a su vez.

Ojalá todos fuéramos como el sol o las estrellas que vuelven a brillar tras un día de tormenta; pero muchas personas, aun renegando del dolor, suelen buscar la felicidad imposible en lo que saben que les hace daño, sin darse cuenta de que valen tanto o más que miles de soles y miríadas de estrellas, y que nada merece un sacrificio tan grande como la autoinmolación a causa de quien nos hiere, porque siempre hay alguien bueno en algún lugar, y hay que tener la fe de que éste nos saldrá al encuentro en el instante más insospechado.

*(Si te maltratan, no te cortes antes de que otro lo haga sin piedad, sobre ti. Llama al 016)

© P.F.Roldán

Bebe:Ella

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