30 de agosto de 2008

música, cine, literatura,...


Truffaut nos planteó un dilema en El pequeño salvaje. El contraste entre la libertad, ingenuidad y felicidad del ser humano en estado natural y la hipocresía y corrupción de los que vivimos inmersos en el mundo civilizado, aunque el mensaje último sea la importancia que tiene el proceso de socialización en el ser humano y las implicaciones que tiene su ausencia. La historia es verídica y se data alrededor de 1800.

Rousseau había escrito el Emilio unos cuarenta años antes y ya apuntaba la relación del individuo con la sociedad, y hacía hincapié en cómo éste puede conservar su bondad innata mientras participa de una sociedad inevitablemente corrupta. El filósofo daba las primeras pautas para que el hombre, por naturaleza, puro pueda ser educado, conservando su bonhomía, sin que esa corrupción de la que está rodeado haga mella en él, aunque irremediablemente tenga que vivir con ella al ser un individuo socializado.

Cuando veo a la inmensa mayoría de adolescentes del siglo XXI que odian o desprecian la literatura, que no saben ni quien era Mozart o los Beatles, o que el cine es para ellos sólo la secuela 3 de Rambo sin conocer a Bertolucci o Ciudadano Kane, creo que estamos ante pequeños salvajes capaces de agredir a un maestro, o como no hace mucho patear a una compañera de Instituto mientras otra graba la paliza y la pone en internet. Lo terrible del asunto es que esos pequeños salvajes crecerán como adultos hijos de la barbarie, pero rodeados de todas las comodidades y costosos caprichos que sus padres les regalan con tal de no oírles bramar en casa. No como ignorantes en un medio de una selva.

No les inculcarán el amor por los libros, ni por la música ni por el auténtico cine. Los dejarán a su aire mientras matan a diestro y siniestro “enemigos” en sus videoconsolas o pasan las horas viendo en la tele películas de “casquería” barata, sin alentarles para que amen la Cultura y sean civilizados el día de mañana, porque callados en su alienación por la violencia gratuita son menos molestos.

Se harán mayores sin madurar, siendo la crueldad hacia los demás, las artimañas para progresar sin esfuerzos y el desprecio por cuanto les rodea su único bagaje para encararse a la vida.

Toda una generación luchando por dejarles un mundo mejor, más habitable, y ellos lo destrozarán sin piedad si eso vale para sus intereses. Ya se sabe aquello de que una generación hace crecer una Empresa; la siguiente hace de ella una fuente de ingresos casi inagotable y la tercera fulmina en dos patadas la fortuna que heredaron.

Si es la tercera generación ahora la que no está educada por la segunda, sus progenitores, ¿no serán estos los que están administrando mal los recursos del mundo que recibieron de sus padres? ¿No será que esos adolescentes de hoy se están criando como pequeños salvajes, dentro de un hábitat presuntamente civilizado, porque ya saben que no van a recibir tal herencia?

Amo los libros de mi biblioteca personal –desde las novelas a los diccionarios, pasando por los de Historia, Arte o Poesía-, mis CDs de todo tipo de música –sea clásica, sea de house, jazz o étnica- , mis DVD y mis cintas de video -con centenares de películas de grandes directores y actores o actrices míticos, o que llevan camino de serlo-. Y mi pregunto si tendré la fortuna de que algún sobrino o sobrina valoren heredar algún día todo lo que durante tantos años me ha ayudado a ver nuestro mundo como una casa común que hay que respetar, o acabará todo en el contenedor de basuras más próximo o, con un poco más de suerte, en una librería de viejo.

Siempre queda la esperanza de que no todos somos iguales y que alguien puede llegar a cogerles el mismo cariño que yo les he cogido a lo largo de los años, porque gracias a ellos he aprendido a valorar la belleza, la bondad, la honestidad, el sentimiento… todos esos valores que hoy tantos desdeñan pero que son verdaderamente los pilares de la tierra,… que no sólo es el titulo de un internacional best-seller.

© P.F.Roldán

R.E.M.:It's the End of the World as We Know It

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