Cuántos se habrían cansado, pero, por el contrario, a nosotros cada día que pasa nos crece el deseo en esta espera de lo que llevamos posponiendo casi un año y tras cuatro de conocernos.
Por hache o por be, siempre hemos tenido algún obstáculo que nos ha ido retrasando los encuentros. Somos demasiado vitales y estamos tan comprometidos con un montón de causas que compartimos, aunque sea desde la distancia, que nos han ido convirtiendo en cómplices y esto en amigos. Causas que, generalmente y al ser casi las mismas, pero en nuestras respectivas ciudades, han coincidido en fechas, impidiéndonos vernos con la frecuencia que habríamos querido.
Aun así, y sin dudar que cada día deseamos vernos más, sabemos que no nos importa el tiempo y que, aunque pase el que pase, nos falta un poco menos, ignorando siempre el día y la hora, mientras continuamos con todo lo que nos hace sentirnos vivos a la vez que hacemos planes que siempre se demoran y se aplazan.
Muchos, de saberlo, nos dirían que no somos muy normales y tal vez no lo somos para esa mayoría de gente que se ha acomodado a vivir sin pensar en nada ni en nadie si no es en ellos mismos. A nosotros nos une precisamente todo lo contrario. Cada jornada acabamos agotados de no parar, pero hablamos cuando podemos y nos hace felices saber que estamos embarcados en las mismas cosas y que, aunque unas salgan adelante y otras no, nuestras afinidades van más allá de lo tópico que, por cierto, también compartimos. No creo que se pueda pedir más.
Un fin de semana y otro también siempre surge algo, pero aquí estamos, convencidos de que cada encuentro, por muy distanciado que esté en el tiempo, nos hace desearnos más al evolucionar a la par, mirando la vida con los mismos ojos.
En muy pocas cosas discrepamos, pero también es saludable que tengamos esos pequeños puntos de desencuentro para no hastiarnos al ser tan semejantes.
No sé si es algo más que un gran afecto. En ocasiones pienso que me gustaría, pero no deja de parecerme complicado al no poder acortar esa distancia tantas veces como lo deseamos porque no podemos renegar de la parte humana más primaria. De lo que estoy seguro es que va más allá de lo convencional; que es especial; que cada encuentro se produce tras haber pasado por las mismas alegrías o decepciones en nuestras batallas y que todo nos acerca aún más porque lo primero que ha crecido entre ambos es la incondicionalidad que sólo da la amistad, y eso aumenta lo que sentimos.
No siento vacíos contigo. Tampoco necesitamos emplear palabras explícitas ni me hace falta escuchártelas aunque, lógicamente, nos las digamos, entreveradas con lo que nos contamos de nuestros día a día. Es todo tan natural, como si nos hubiéramos visto ayer o hace un rato, que no ha lugar ese otro tipo de discurso.
Somos tan conscientes de lo que hay que esperamos sin ansiedad el tiempo de los abrazos.
© P.F.Roldán
Pablo Milanés:Contigo en la distancia
18 de abril de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario