28 de febrero de 2009

Cartagena quiere la biprovincialidad




Y no es mucho pedir, aunque desde el gobierno regional se sigan haciendo los sordos, porque -una vez puestos- deberíamos de exigir que se cumpliera el articulado de la Constitución sobre las Autonomías (a partir del art. 143) y que esta Región llevara el nombre que por Derecho le corresponde (Región Carthaginenese, como existe Cantabria –no Santander- o La Rioja –no Logroño-), ya que los políticos murcianos se acogieron en 1978 a la Historia de Cartagena y a la importancia secular de nuestro Puerto, al que alabaron entre otros Cervantes o Andrea Doria, para solicitar el estatus de preautonomía.

Pero somos así. Algo que no quieren ver esos cuatro oligarcas murcianos que manejan los hilos del poder desde la capital administrativa, Murcia, porque la legislativa es Cartagena que es donde se ubica la Asamblea Regional.

En 1799, documentos hay, el rey Carlos IV promulgó una Real Orden en la que creaba nuevas provincias, llamándolas marítimas y segregándolas de las que hasta entonces pertenecían. Fue el caso de Málaga (segregada de Granada), Cádiz (de Sevilla), Alicante (de Valencia), Asturias (de León), Santander (de Burgos) y Cartagena (de Murcia). Todas a día de hoy siguen conservándola, excepto Cartagena. Habría, pues, que hablar de restitución, o restauración en su defecto, de la Provincia de Cartagena que se eliminó de un plumazo en 1833, en la división territorial del ministro Javier de Burgos, culminando la venganza personal de Fernando VII (más que el Deseado, el Desagradecido ya que Cartagena fue la primera ciudad de España en reconocerle como Rey al empezar la guerra contra los franceses, en 1808).

¿Su inquina visceral? El haber sido ésta una ciudad liberal desde siempre, opuesta a su absolutismo, que en ella se encastilló el general Torrijos frente al asedio de las tropas francesas de los Cien Mil Hijos de San Luis, que hiciera venir en su auxilio el despótico monarca, en su llamamiento desesperado a las demás monarquías absolutas de Europa.

Aunque esos hechos contra Cartagena ya tuvieron un antecedente en el murciano Conde de Floridablanca, que, habiendo sido nombrado en 1808 Presidente de la Junta Central Suprema y Gubernativa del Reino, soslayó con desprecio a la Junta de Defensa de Cartagena –otra vez la primera en formarse en España- a favor de la de Murcia, cuando esta ciudad, que nadó entre dos aguas ante la invasión napoleónica y secuestro de la familia real en Bayona, no formó la suya en un primer momento, teniendo que ser las Juntas de Cartagena y Valencia las que la metieran en el carro.

Pero dejando lo legal (pues también se conculca el Estatuto regional al no haberse desarrollado la autogestión comarcal en sus más de 25 años desde su promulgación) y lo histórico a un lado, aunque sea fundamental (que como ya dije “En Murcia por una mitra” -comentando el libro del Dr. Negueruela- venimos padeciendo agravios desde el traslado ilícito del episcopado a Murcia en 1291, aunque siga siendo Diócesis de Cartagena), hay ahora otros argumentos de peso para seguir erre que erre para que nos devuelvan lo que injustamente se nos quitó y que redunda en beneficio de todos los habitantes de esta Región, aunque esos mismos políticos se lo callen como zorros.

A más provincias, mayor peso en el Congreso y en el Senado al incrementarse nuestros representantes en ambas Cámaras. Mayores aportaciones al erario regional al existir dos Diputaciones provinciales. Menos centralización administrativa, que ahora para cualquier cosa que no sea local hay que ir a Murcia, quieras o no, y la Provincia de Cartagena, una de las mejor definidas territorialmente en el Estado por su Comarca natural (La C.A. de La Rioja, por ejemplo, se encuentra conque parte de su Comarca natural está en Castilla y León –Burgos-, en Navarra, o en el País Vasco –Álava-) aglutina a montón de Municipios y Diputaciones, en el suyo propio. (Cartagena no tiene pedanías, como los demás Ayuntamientos, y no habría que preguntarse, entonces, por qué en nuestro Municipio se les llama Diputaciones ya que es la prueba indudable de que tuvimos una Diputación Provincial) Así pues, más de 350.000 ciudadanos se ven forzados a recorrer el doble de kilómetros para cualquier trámite burocrático.

Hay curiosidades de todo tipo que respaldan nuestra reiterada petición. Se puede visitar para ver alguna de ellas el link que hay a la derecha del blog, que dirige a identidad carthaginense. Pero una muy significativa, por la fecha, es que en un BOE franquista de 1966 se publique el nombramiento del “Delegado de Hacienda en la Provincia de Cartagena” (sic).

Desde la “Plataforma por la Biprovincialidad” y su eslogan “2es+” se ve que no es un movimiento aislado de cuatro nostálgicos. Esa Plataforma cada día se ve incrementada con nuevos colectivos de toda índole y diferentes sectores públicos y privados. Desde Colegios Oficiales de profesionales hasta el Consejo de la Juventud de la Región de Murcia, pasando por la Cámara de Comercio o la Confederación Empresarial (COEC).
http://www.2esmas.com/biprovincialidad/Actualidad.html

Hechos en su día los pertinentes estudios, político y económico, para demostrar su viabilidad y encargados por el Movimiento Ciudadano a la Universidad de Murcia (UMU) y la Universidad de Cartagena (UPCT), sólo queda que esos sordos de siempre presten oídos y actúen en consonancia a lo que se les demanda, con argumentos irrebatibles, en la reforma estatutaria, que muy poca prisa se están dando cuando la mayoría de CCAA ya la han realizado.

¿Por qué será?

© P.F.Roldán

Baster:Llamar las cosas por su nombre

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